El virus de la leucemia felina se transmite entre los gatos adultos por la saliva y en los pequeños, la madre enferma los contagia a través de la placenta en la gestación y de la leche en la lactancia y es causa importante de enfermedad y mortalidad en gatos domésticos.
El desarrollo de la enfermedad
puede seguir tres caminos dependiendo del estado sanitario e inmunológico del animal:
No se infectan porque la exposición al virus fue insuficiente o su sistema inmunológico lo rechaza.
Desarrollan la enfermedad y la muerte se produce entre los 6 y 36 meses desde que se originó la exposición al virus.
Son infectados, pero su sistema inmunlógico no deja que se desarrolle la enfermedad y son portadores latentes de la enfermedad pero sin manifestarla, volviéndose negativos al virus con el tiempo.
Este virus provoca la aparición de
enfermedades tumorales
que afectan los ganglios linfáticos denominado linfosarcomas con distintas localizaciones en el organismo y no tumorales como anemia, problemas reproductivos, úlceras orales, problemas hepáticos y enfermedades varias.
No existe un tratamiento efectivo, pero se puede prolongar la vida del paciente con un cuidado de sostén mediante antibióticos, hidroterapia, vitaminas, inmunoestimulantes y una buena nutrición pueden prolongar la supervivencia.
El linfosarcoma que no se trata es mortal en 1 o 2 meses, pero la quimioterapia anticáncer, la radioterapia, pueden inducir a una mejoría y hasta remisión en algunos gatos.
También se utiliza como tratamiento alternativo y de sostén la inmunoterapia.
Lo más indicado es una buena prevención mediante la vacunación, restringir la salida de los gatos fuera de la casa para reducir la posibilidad de contagio, y medidas de control para disminuir la diseminación del virus en criaderos y pensiones.