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Lebreles Razas

Afgano

De este noble perro definido como “el hermoso entre los hermosos de la cinofilia”, se dice que fue uno de los animales que Noé llevó en su arca, estableciendo su antiguo origen y también, la región de procedencia: alguna parte del Asia menor. Perro de gran elegancia, con un andar imponente y elástico, dotado de un pelaje largo y fino, en la actualidad está difundido prácticamente por todo el mundo y considerado sólo como perro de compañía.

Más allá de las leyendas, el origen de esta raza es realmente muy antiguo. Lo prueban algunos dibujos encontrados en las cavernas de la región de Balkh, en el noroeste de Afganistán, y que se remontan al año 2200 Antes de Cristo. Estos dibujos representan a lebreles muy similares al Afgano actual. Se dice que desciende del gran lebrel egipcio y era comúnmente utilizado en la caza del leopardo y de la gacela. Siempre se ha tenido en gran consideración hasta el punto de definirse como “una de las perlas de Afganistán”. Su exportación estaba prohibida y, aquéllos que transgredían esta norma, eran severamente castigados incluso, con la pena de muerte.

El primero que logró infringir esta prohibición llevando a Europa una pareja de estos perros, fue un oficial escocés de apellido Mc Kenzie, en el año 1888. Desde entonces, su difusión fue enorme y rápida pudiéndose encontrar hoy, muy numeroso, en todos los países de Europa, en América y en Australia. Con frecuencia resulta vencedor absoluto en las exposiciones caninas, entusiasmando a los apasionados y al público en general, que cada vez más lo sigue con mayor admiración e interés creciente. En algunos países europeos y en los Estados Unidos de América, se organizan carreras, incluso para los galgos afganos. Verlos correr con el pelo al viento, es verdaderamente un espectáculo muy interesante y no son pocos los que se desengañan, en ese momento, de la gran capacidad, como velocistas, de estos perros, considerados por muchos casi exclusivamente de compañía.

Es un perro de buen tamaño, de gran elegancia, líneas armoniosas y que se desplaza con paso largo y elástico. Su característica principal, es sin duda la capa con pelo recto y sedoso, muy fino al tacto y que recubre de manera abundante todo el cuerpo con excepción del hocico y de la cola, donde es mucho más corto. Sobre el mentón, forma una barba de moderada longitud de donde se desprenden dos flecos característicos denominados “mandarines”.
Este perro nunca debe parecer excesivamente pesado ni tosco.
El tronco compacto y sólido, presenta una línea superior recta y una grupa bien angulada.
Las extremidades son robustas, con pies compactos y anchos.
La cola, cuya característica más llamativa es el elegante anillo que forma, se distingue del resto del cuerpo incluso, por estar poco provista de pelo y, cuando el perro se desplaza, la lleva muy alta.
Los colores más comunes son el leonado, más o menos intenso, el negro, el atigrado, el negro con manchas fuego y también el blanco.
El pelaje debe mantenerse siempre limpio y cepillado para evitar la formación de “cuerdas” que no están admitidas en los concursos.

Alzada a la cruz. Machos de 68,5 a 74 cm., hembras de 60,5 a 68 cm. Cabeza. Trufa negra, excepto en los ejemplares con capa clara en los cuales puede presentarse de color hígado.

Cabeza. Hocico largo. Mandíbulas potentes. Stop no muy marcado. Cráneo largo pero no demasiado estrecho, bien proporcionado y cubierto por un abundante fleco de pelo largo. Hueso occipital prominente.

Orejas. De nacimiento bajo, cubiertas con pelos largos y sedosos, el perro las lleva colgantes sobre la cabeza.

Cuello. Largo y fuerte.

Extremidades anteriores. Hombros largos y oblicuos, inclinados hacia atrás; con una potente musculatura que, sin embargo, no es pesada. Extremidades con buena osamenta, en aplomo correcto, con codos bien adheridos al cuerpo.

Cuerpo. Tórax profundo, con costillas bien delineadas. Dorso plano, de longitud mediana, musculoso, ligeramente inclinado hacia la cadera cuyos huesos sobresalen y están bastante distanciados entre sí. Riñones rectos, fuertes y un poco cortos.

Extremidades posteriores. Potentes corvejones bien angulados. Gran distancia entre cadera y corvejón, poco separados el ángulo del corvejón y el pie. Pueden presentar espolones.

Pies. Anteriores: fuertes y anchos abiertos de pelos largos y tupidos, con dedos bien arqueados y plantas bien apoyadas sobre el suelo.
Posteriores: largos, un poco menos anchos que los anteriores, también cubiertos con pelos largos y apretados.

Cola. No demasiado corta, terminando en anillo, poco provista de pelo . El perro la lleva levantada cuando está en acción.

Pelaje. Muy largo, sedoso, de textura fina, corto y apretado solo en la cara. Son admitidos todos los colores.

ALIMENTACION. Las necesidades alimenticias, en ración de mantenimiento, varían de 1.250 a 1.700 Kcal. diarias en los ejemplares con una actividad motriz media. El suministro de minerales , vitaminas y aceites vegetales, es esencial no solo en la etapa del desarrollo cuando más evidentes resultan los signos de carencias, sino a lo largo de toda la vida y, de manera particular, en la hembra durante el período de gestación y de lactancia.

CUIDADOS DIARIOS. El mantenimiento del pelaje en perfecto estado, se halla unido a diversos factores: alimentación sin excesos ni carencias; posibilidad de utilizar un espacio relativamente amplio donde manifestar y desarrollar su manera de ser; higiene de la perrera y, por último, el empleo de un cepillo que debe pasarse con fuerza sobre todo el cuerpo.
El propietario debe realizar periódicos y exhaustivas inspecciones de la piel con la finalidad de detectar la presencia de eventuales ectoparásitos que encuentran en el denso pelo un buen sitio para esconderse.

ENFERMEDADES. En el Afgano, es conocida una enfermedad hereditaria que se manifiesta con una progresiva opacidad del cristalino que provoca graves trastornos en la visión.
El diagnóstico precoz puede hacerse en los ejemplares con una edad próxima a los doce meses.
También está descrita una enfermedad que se origina por una aportación insuficiente de oxígeno o de sangre, a la médula espinal. No se conocen formas para curar esta enfermedad, capaz de causar la muerte del perro en un tiempo que va de los quince a los cincuenta días.

Bibliografía

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