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Historia de la Veterinaria

La primera catedra de veterinaria II

LA PRIMERA CÁTEDRA DE VETERINARIA EN LA ARGENTINA:
MANUEL PATIÑO Y FUENTES

Hemos visto en el número anterior que el 10 de diciembre de 1873 el Ministerio de Justicia comisionó a José M. González de Arriaga, cónsul argentino en Cádiz, España, para que contratara a Don Manuel Patiño y Fuentes como Profesor de Veterinaria e Higiene Rural destinado a enseñar en las Escuelas Agronómicas del norte del país.

Habiéndose celebrado el contrato, Patiño fue nombrado por decreto -del 15 de julio de 1874- Profesor de Veterinaria e Higiene Rural en el Departamento Agronómico de Salta, con un sueldo mensual de 120 pesos y 150 de viaje. En la memoria del Departamento correspondiente a ese año, el director de dicho establecimiento, Francisco Roca Sans lo menciona dando clases de Veterinaria en la quinta del lugar. En 1875 continuaba trabajando en Salta pero a 150 pesos mensuales.

Problemas entre el Rector del Colegio Nacional de Tucumán y el Director de la Escuela Agronómica de esa provincia dieron motivo en junio de 1875 a que se comisionara al Inspector General de Colegios para que averiguara los motivos de la disputa, y el 24 de julio de ese mismo año se intervino los Departamentos Agronómicos de Salta y Tucumán. No obstante, el 8 de marzo de 1876 se renovó el contrato de Patiño a 150 pesos -siempre en Salta-, pero a mediados de ese año los conflictos suscitados y la escasez de alumnos fueron la excusa para que se decretara el cierre definitivo de ambas escuelas y el cese inmediato de sus empleados y profesores, dándoles las gracias por sus servicios prestados. Cabe recordar que para entonces Roca Sans ya no era el Director de la Escuela de Salta pues había sido designado para poner en marcha y dirigir el Departamento Agronómico de Mendoza. No hay más noticias de Patiño, aunque otros profesores que trabajaban junto a él obtuvieron posteriormente empleos en otras escuelas.

Respecto de Roca Sans agreguemos que en la memoria correspondiente a 1877 del Departamento Agronómico de Mendoza propuso que se formara el pabellón de Zootecnia -para enseñar la cría y cuidado de los animales útiles- y presupuestó la existencia de un profesor de Zootecnia y Veterinaria. Lamentablemente en la memoria del año siguiente el mismo director tuvo que admitir que entre las materias del tercer curso la de Veterinaria había tenido que suspenderse por el escaso número de profesores, pues sólo se contaba con tres para dictar 21 materias. Con perseverancia digna de mejor resultado, volvió a presupuestar un profesor de Zootecnia, Veterinaria e Higiene Rural aclarando que "debe ser especial en veterinaria el que enseñe esta asignatura, y pueda dictar además la Zoología, Zootecnia y la Higiene Rural". Insistió con la inclusión de un profesor de Veterinaria en 1879, pero en la memoria de este año se comprueba que la materia la estaba dictando Agustín Magriñá, quien a su vez tenía a cargo Zoología y Zootecnia, y otras cátedras bastante disímiles como Arboricultura y Viticultura. Magriñá, que no era veterinario sino ingeniero, fue en 1874 profesor de Agricultura en el Departamento Agronómico de Salta. En 1875 cumplió las mismas funciones pero en el Departamento homónimo de Tucumán. En 1876 seguía trabajando en Tucumán cuando se decretó el cierre de dicho Departamento. El 8-2-1877 fue nombrado profesor de la Escuela Agronómica de Mendoza teniendo en 1879 a su cargo la cátedra de Veterinaria. La materia, de tres horas semanales, correspondía al primer año de estudios de ampliación, que era precedido otros tres preparatorios y profesionales.

Como se puede apreciar, corto fue el lapso en que Manuel Patiño y Fuentes ejerció la docencia veterinaria en nuestro país, pero ello no quita que su cátedra de Veterinaria haya sido la primera en nuestro territorio y que el colega hispano haya sido el primer profesor de dicha especialidad en la Argentina. El criterio de contratar profesores en España, favorecido quizás por el idioma, cambiará totalmente pocos años después cuando el plantel docente de Santa Catalina se busque más allá de los Pirineos. El mismo principio se mantendrá aún en 1904 con la apertura del Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria de la Chacarita.

Publicado en Revista de Medicina Veterinaria, volumen 80, número 5, 1999, p. 441.

Autor:

Osvaldo Antonio Pérez

Médico Veterinario, UBA
Licenciado en Historia, USAL
Profesor de Historia, USAL
oaperez@sinectis.com.ar
Asociación Argentina de Historia de la Veterinaria

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