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Etología

Curso del GECAF: Conducta en la consulta de los trastornos del comportamiento

La consulta de etología clínica tiene los mismos objetivos que las consultas dirigidas para el conjunto de las demás especialidades clínicas, se trata de recoger los signos clínicos, los síntomas, que permitirán identificar los procesos y estados patológicos que concurren a la presentación de la enfermedad. La única particularidad de nuestra disciplina reside en la valorización del diálogo con los propietarios del animal en la consulta como una de las principales fuentes de información para el establecimiento del diagnóstico. Este diálogo es sin ninguna duda el punto sobre el cual frecuentemente fracasan los clínicos inexperimentados. Por ello nos apegamos en subrayar, cada vez que ello es posible, los modos de diálogos más apropiados para recoger tal o cual tipo de dato. Queda en efecto claro que los propietarios tienen una falsa tendencia en proporcionar informaciones disparatadas, redundantes, fantasiosas y en ocasiones de origen fantasmática. Por otra parte, los amos del animal no son etólogos, proporcionan, casi siempre, informaciones que son objeto de una interpretación cuyos componentes pueden ser culturales o afectivos. Con el objeto de simplificar la tarea del clínico principiante, citaremos con regularidad extensas frases a la vuelta de las consultas, cuando la gente cuenta su historia con sus palabras. Esto nos permite mostrar como un hecho etológico es descrito en el lenguaje cotidiano.

Ya que el diálogo en la consulta pone al día un cierto número de motivaciones y de resortes afectivos en la relación humano-animal, la consulta de etología clínica puede ser considerada como el primer acto terapéutico, ya que permitirá colocar el comportamiento del perro en la perspectiva funcional de la especie canina pero también en la de la organización de la familia, tal como es percibida por el animal.
Esta acción desdramatizadora y de explicación es indispensable para que el contrato terapéutico que será celebrado con el propietario del perro tenga su plena y entera participación.

La consulta requiere realizarse en varias etapas las cuales no necesariamente se suceden en el orden didáctico que adoptaremos aquí para  mayor claridad en esta exposición. Algunas etapas son simultáneas y el examen somático puede también preceder el diálogo que ser su continuación.

I. EL EXAMEN SOMATICO

Representa una etapa indispensable en la consulta y debe realizarse cualquiera sea la evidencia aparente del carácter puramente comportamental de un cuadro clínico. Tres consideraciones justifican esta necesidad : la posibilidad de que exista una afección orgánica generadora de trastornos del comportamiento (lesión inflamatoria, disendocrinia, lesión neurológica…) la obligación de identificar posibles afecciones intercurrentes que constituirían límites para el empleo de algunos sicotrópicos (glaucomas, lesiones de la próstata, cardiopatías, insuficiencia renal…) y para terminar la búsqueda de lesiones o de modificaciones morfológicas asociadas a trastornos emocionales.

El examen somático es también el periodo más adecuado para establecer el contacto directo entre el clínico y su paciente, un periodo durante el cual es también posible probar la eficacia de la comunicación entre el perro y su amo, sus relaciones jerárquicas.

Habida cuenta de la existencia de trastornos del comportamiento, la realización del examen somático, durante una consulta de etología clínica, nos conduce a precisar un cierto número de precauciones las cuales sin ser demasiado específicas, son aquí indispensables. La primera tiene que ver con iniciar el contacto, ¿ Hay que ir por los clientes a la sala de espera o en su lugar  llevarlos hasta la sala de consulta ? Se puede contestar esta pregunta tomando en consideración el motivo por el cual el perro es presentado a consulta. Hemos constatado que cuando se trata de un animal miedoso, inhibido, cuando se realiza la cita, es más interesante ir por él hasta la sala de espera. Nos permite observar su actitud en una pieza más neutra que la sala de consulta, observar asimismo modificaciones en la manera como camina durante el trayecto hacia el consultorio. Esta solución permite también al perro penetrar primero en la sala de consulta y comenzar a explorar sin ser inmediatamente inhibido por la presencia del médico veterinario. En cambio, los sujetos agresivos plantean menos problemas cuando penetran en sala de consulta ya que el veterinario está ya allí. Esta situación permite al médico veterinario dirigirse frontalmente hacia el perro escogiendo el ángulo de la mirada, lo cual lo coloca en posición de dominante.

El examen somático se desarrolla como cualquier otro tipo de consulta, tiene como objeto primeramente buscar las afecciones o anomalías que pueden estar acompañadas de trastornos comportamentales. Se insistirá sobre los síntomas de las inflamaciones crónicas o agudas las cuales están acompañadas frecuentemente por la aparición de agresiones por miedo. Igualmente, nos aseguraremos del buen funcionamiento de los diferentes sistemas sensoriales dudando para la realización de una electroretinografía en los sujetos que presenten un factor de riesgo genético, un cambio en las reacciones por movimientos bruscos del medio que lo rodea o en caso de diferencias en el alumbramiento en las diferentes porciones del espacio en el cual se encuentra el animal. Igualmente nos aseguraremos del buen funcionamiento de los demás sistemas. En efecto, hemos podido constatar que las modificaciones comportamentales provocadas por las enfermedades hereditarias de la retina preceden muy seguido por varios meses la aparición de los primeros signos oftalmológicos que pueden detectarse mediante un examen directo (Tabla III-1).

Sin embargo es la búsqueda de modificaciones físicas o fisiológicas típicas de algunos estados patológicos la que representa el momento más específico del examen somático. Dos tipos de síntomas podrán observarse :

– las manifestaciones orgánicas directas: resultan de la activación de las diferentes vías neurovegetativas que acompañan las respuestas emocionales.

–  las manifestaciones orgánicas indirectas: son las consecuencias anatomopatológicas o fisiopatológicas de las actividades de sustitución.

Las manifestaciones orgánicas directas:

Su puesta en evidencia puede realizarse  mediante la observación de su existencia durante el examen somático, aunque estas nos son reveladas a través de los conmemorativos. El examen somático tendrá entonces por objetivo verificar que los síntomas descritos no tengan que ver con una afección intercurrente. Estas manifestaciones, a excepción de las micciones emocionales, son patogmónicas de los estados fóbicos en el estado pre-ansioso o de los estados ansiosos paroxísticos o intermitentes. Podemos describir clásicamente cinco respuestas emocionales distintas :

* Taquicardia-taquipnea: se trata de síntomas más frecuentemente encontrados en las ansiedades paroxísticas en el perro. Los dos síntomas pueden estar presentes separadamente, pero la mayoría de los pacientes presentan una asociación de los dos. Cuando se presentan separadamente, se ha comprobado que la taquipnea es la más frecuente y muy en particular en las razas pequeñas. Así, en el Yorkshire Terrier, las taquipneas constituyen el síntoma más frecuente de las ansiedades paroxísticas. Sin embargo en la mayoría de los casos, en las razas las más representadas en esta población clínica, taquicardia y taquipnea están netamente asociadas, la "crisis" puede conllevar un síncope.

Estos dos síntomas están raramente asociados a las ansiedades que se expresan bajo forma de ansiedad intermitente, en 8 años no hemos encontrado este síntoma asociado a la agresión por miedo más que en tres pacientes.

Se trata de un síntoma cuya presencia indica una importante participación de las vías noradrenérgicas en la expresión clínica de la enfermedad ansiosa o de la fobia.

* Dispepsia: se expresa por vómitos y en ocasiones por simples bostezos o eructos. Este síntoma está asociado a ansiedades intermitentes en la mayoría de las razas, pero se encuentra con mucha frecuencia en los molosoides y particularmente en el Dogo Alemán, en las ansiedades paroxísticas. Cuando la enfermedad está presente desde hace varios meses, se pueden observar bostezos durante la consulta.

Este síntoma está asociado a una fuerte participación de las estructuras dopaminérgicas.

* Diarreas: se trata de diarreas del intestino grueso, caracterizadas por un aumento en la frecuencia y del volumen de las heces ricas en moco. Esta disfunción cólica parece recortar paso a paso el cuadro clínico de la afección clásicamente descrita bajo la denominación "colón irritable" por los gastro-enterólogos. Es una de las manifestaciones clínicas más clásicas de las ansiedades intermitentes y de las fobias en el estadio pre-ansioso. Se puede señalar su prevalencia en algunas razas, ya que sobre 230 casos estudiados, se tuvo una proporción sorprendentemente elevada de Pastores y  de Molosoides.

Como la dispepsia, las diarreas son observadas en un contexto de hipersensibilidad de las estructuras dopaminérgicas.

* Ptialismo: este síntoma puede ser observado solo o en asociación con una taquipnea o una dispepsia. Se trata de un síntoma muy frecuente en las fobias en estadio pre-ansioso y particularmente en la fobia del transporte. Algunas razas son claramente prevalentes, se trata de Setters, Epagneul Bretón, Pastor Beauceron. Esta última raza, a menudo afectada de síndrome de privación en estadio 1 o 2, asocia con frecuencia accesos de pánico en presencia de algunos estímulos con un ptialismo muy abundante.

Volvemos a encontrar las mismas correlaciones sicofarmacológicas como para las dos manifestaciones orgánicas precedentes.

* Micciones emocionales: es un síntoma que puede observarse de manera típica en la consulta, pero también es un "falso amigo". En efecto, su observación tiene sentido si los propietarios lo reportan como un elemento casi cotidiano en el medio ambiente común del perro. Este síntoma puede estar también asociado a estados poco típicos sobre el plano emocional tales como el síndrome hipersensibilidad- hiperactividad, como a estados ansiosos intermitentes o físicos pre-ansiosos. En los ansiosos, es interesante notar que estas micciones son uno de los signos clínicos más clásicos de la
ansiedad de separación.

Al respecto, hay que insistir en el análisis de los conmemorativos en presencia de micciones incoordinadas las cuales  son conocidas sólo cuando los propietarios han encontrado suciedades en la habitación. Los depósitos de orina observados presentan casi siempre las mismas características :

– volumen de orina limitado, en ocasiones son simples gotas

– depósitos múltiples y dispersos y "como emitidos al vapor"

– casi siempre y únicamente sobre el suelo, ausencia total de emisiones levantando la pata.

Este síntoma está asociado a una hipersensibilidad de las estructuras noradrenérgicas.

Las manifestaciones orgánicas indirectas:

Como las manifestaciones orgánicas directas, pueden ser o observadas durante el examen somático, o anotadas en los conmemorativos y deben lo más seguido posible ser recortadas por los dos.

Se observan comúnmente tres tipos de manifestaciones orgánicas indirectas:

* Granuloma de lamido = "Acral lick dermatitis": se trata de una dermatitis auto-infligida que va a evolucionar en el tiempo. Inicialmente, se observa una alopecía localizada la cual se manifiesta de manera progresiva como una liquenificación, posteriormente una hiperpigmentación asociada a lesiones erosivas, ulcerativas. Esta lesión evoluciona finalmente hacia un granuloma (M.BOURDIN 1992). Los exámenes anatomopatológicos de estas lesiones no son en absoluto característicos, se observará muy a menudo una hiperplasia epidérmica, una ligera infiltración perivascular por neutrófilos y células mononucleadas. Las papilas dérmicas son muy a menudo observadas : bandas constituidas de fibroblastos y de células colágenas están dispuestas verticalmente en la dermis, algunos plasmocitos envuelven las glándulas apocrinas, el segmento inferior del folículo piloso y una hiperplasia de las glándulas sebáceas está en ocasiones asociado (M.BOURDIN 1992).

La localización de las lesiones es bastante típica, se asientan casi siempre sobre el lado izquierdo (J.J. VANNES 1986; S.D. WHITE 1991). La frente dorsal del carpio, el corvejón ver los flancos son las zonas sobre las cuales el lamido inicia muy a menudo. Se observa ocasionalmente granulomas en otras partes del cuerpo, por nuestra parte, hemos observado y tratado pacientes que presentaban lesiones sobre la cola o la grupa, estas localizaciones han sido reportadas por otros autores (M.W. FOX 1964; V.O'FARELL 1986). Secundariamente, otras lesiones pueden aparecer, pero permanecen limitadas en su extensión. No se encuentra sino excepcionalmente la confluencia de las superficies de lamido sino mediante la realización de un cuadro clínico cercano a la alopecía extensiva observada en la especie felina. En el caso más espectacular que hayamos observado, se requirió de ocho años de evolución ansiosa, sin ninguna remisión, para que todo el flanco izquierdo sea alopécico.

Algunos autores han observado alguna prevalencia en algunas razas tales el Pastor Alemán, el Dogo Alemán, el Bóxer, el Doberman y el Golden Retriever (PANEL Report 1974; S.D. WHITE 1991). Por nuestra parte, no hemos encontrado este mismo reparto, pero las diferencias se deben sin duda a la repartición étnica diferente para los países en los cuales las observaciones han sido realizadas. Aún así, el Pastor Alemán es también para nosotros, una raza frecuentemente alcanzada, igual que el Doberman, el Caniche enano o miniatura y el Labrador. Como la mayoría de los autores, no hemos observado predisposición ligada al sexo. En cambio, algunos han sugerido la existencia de una predisposición hereditaria, pero los elementos dados para aclarar esta hipótesis nos parecen todavía poco convincentes (J.L. RAPOPORT 1991; N.H. DODMAN comunicación personal reportada por M. BOURDIN 1992).

Es importante citar el caso particular del Doberman para el cual el lamido se limita a los flancos y no genera lesiones. Si acaso, se observa una discreta alopecía.

En todos los casos, las lesiones deberán ser interpretadas a la luz de la descripción del comportamiento de lamido obtenida durante la consulta con los propietarios. En efecto los granulomas de lamido podrán aparecer bajo tres situaciones clínicas muy distintas: el lamido ritualizado, las ansiedades permanentes, las afecciones que están acompañadas de estereotipias. Las lesiones caudales resultan muy a menudo de estereotipias y son frecuentes en las estereotipias forzadas en las razas sometidas a trabajo (perros del Primer grupo esencialmente)

* La obesidad: debe quedar claro que no es nuestro propósito considerar a la obesidad como un estado que resulta sistemáticamente de trastornos comportamentales. Unicamente las obesidades que no son causadas por una afección orgánica nos interesan aquí. Este síntoma  será, para el clínico, un elemento que lo llevará a analizar correctamente el comportamiento alimenticio del perro.

Bajo estas condiciones, la obesidad puede ser uno de los síntomas en las siguientes afecciones : sociopatías, ansiedades permanentes, distimias cuando alternan periodos de anorexia, de eurexia y de bulimia, puede tratarse también de rituales que molestan.

* Las poliuro-polidipsias (P.U.P.D.): su existencia es casi siempre anotada en los conmemorativos, pero en ocasiones es posible que el animal busque activamente agua durante la consulta. Tomando en cuenta la absoluta necesidad que existe, de documentar este síntoma para la realización de la batería de pruebas y exámenes de costumbre en presencia de una P.U.P.D., será siempre posible conocer exactamente la cantidad de agua diaria que ingiere diariamente el perro. Por lo que sabemos actualmente no retendremos en nuestra aproximación más que los animales para los cuales un "diagnóstico" de diabetes insípida "psicogena" habrá sido planteada. (Es importante subrayar sin embargo que en los sujetos A.D.H. dependientes, la implicación de trastornos emocionales ha sido evocada).

Las P.U.P.D., serán interpretadas en función de los datos comportamentales, pueden ser síntomas de algunas ansiedades permanentes, de depresiones de involución, de distimias cuando hay alternancia de normodipsia y de polidipsia
, se puede tratar también de rituales molestos.

Los elementos que hemos recogido en esta etapa de la consulta son extremadamente importantes para establecer el diagnóstico. En numerosos casos, será confortable disponer de ellos antes de que inicie la consulta. En efecto, en la medida en que permiten cernir el estado emocional del paciente pero también ponderar algunas modificaciones del comportamiento en función de la existencia de tal o cual afección orgánica intercurrente (una disminución de la actividad motora espontánea no tendrá el mismo valor diagnóstico en un sujeto sano y en un paciente afectado por una insuficiencia cardiaca de estadio 3, puede evitarle al clínico novato caer en una trampa por los conmemorativos.

II. LA OBSERVACION DIRECTA DEL COMPORTAMIENTO

 No colocamos a esta etapa de la consulta sino  después del examen somático  para simplificar la exposición. De hecho, se desarrolla a lo largo de la consulta. Hemos visto durante el examen somático que es posible anotar algunas de las reacciones del perro y sus relaciones con sus amos. Pero estas informaciones son limitadas y es posible extendernos dejando libre al perro en sus movimientos. Esto es posible únicamente con los animales que no son agresivos con desconocidos o con sus amos. Debe quedar claro que el perro raramente producirá los comportamientos por los cuales ha sido llevado a consulta. Todas las reacciones del animal son modificadas por la visita al veterinario y por la presencia de éste, por ello lo ideal es sin duda alguna disponer de una pieza en la cual el perro puede ser observado sin que pueda ver al veterinario (pared con vidrio que no este entintado). En ausencia de estas condiciones ideales, es sin embargo posible recoger un cierto número de informaciones.

Antes de describir los comportamientos que pueden ser objeto de estas observaciones, nos parece importante mencionar la pregunta de las "consultas a domicilio". En efecto, un cierto número de autores, esencialmente de lengua inglesa (V.L. VOIGHT, R. MUGFORD) han presentado la observación del perro en su medio ambiente normal como la manera más pertinente para recoger el máximo de datos comportamentales. Esta opinión aparece, a primera vista, como llena de buen sentido : ¿ Donde pudiese ser preferible observar a un animal sino en su medio ? Es olvidar que el veterinario, tan pronto como penetró en la casa de los propietarios del animal. constituye un importante factor de distorsión que va a modificar tanto el comportamiento del perro como el de sus amos.  Esta visión ingenua de la observación ignora una necesidad que habría, en este modo de observación, renovar en múltiples ocasiones las visitas al hábitat del perro, con el objeto de que el observador acabe "fundiéndose en la decoración". Sin embargo debemos honestamente precisar que los adeptos de este método tienen una aproximación estrictamente behiavourista del comportamiento, lo que les permite limitarse a la sola búsqueda de elementos desencadenadores y reforzadores de un comportamiento dado. En cambio, en una aproximación más específicamente etológica, parece ilusorio, recurrir a esta solución y ello porque el examen clínico y la posible realización de exámenes paraclínicos es poco más que difícil ver imposible en tales condiciones.

* Comportamiento exploratorio:

Se buscarán dos tipos de informaciones, por una parte la aparición de tiempos-pausa intercalados después de cada acto de una secuencia (la postura de expectativa será considerada como un tiempo de pausa) y por otra se recurre a un sistema sensorial que no es común.

En el primer caso, se observará que el ritmo de  progresión durante la exploración esta extremadamente cortado, el perro avanza, se para y se queda en ocasiones inmóvil. La aparición de estos tiempos de pausa y su duración individual aumenta en la medida en que el perro se acerca a la fuente de informaciones sensoriales (el objeto hacia el cual la exploración es dirigida) y la secuencia exploratoria acabará siempre antes de la realización del acto consumatorio, trátese de tocar el objeto, agarrarlo o comerlo. La mayoría de las veces, los tiempos de pausa se caracterizan por la aparición de posturas, mímicas o vocalizaciones emocionales las cuales traicionan estados de temor o miedo. Pero, en algunos casos, los tiempos de pausa están marcados por una postura muy particular y la cual hemos descrito bajo el nombre de "postura de expectativa" (PAGEAT 1986). Esta postura se caracteriza por su falta de expresividad emocional. Es, muy a menudo seguida, cuando el perro se acerca al contacto con el objeto explorado, de una nueva pausa llamada "exploración estática" durante la cual el perro husmea, el cuerpo inmóvil, los miembros apretados y el cuello extendido. Las secuencias de exploración con tiempo de pausa son características de estados ansiosos. Se trata, muy a menudo, de ansiedades permanentes, pero algunas ansiedades intermitentes pueden presentar este tipo de síntoma. La existencia de pausas con postura de expectativa y exploración estática es casi patogmónico de un síndrome de privación de estadío 2. Sin embargo. es posible observar posturas de expectativa en pacientes afectados de distimia.

En el segundo caso, la principal modificación es la exploración oral del medio ambiente. Puede tratarse de un simple lamido de los sustratos, objetos y seres vivos, pero también de una aprensión con masticaciones e ingestión inmediata a partir del momento en que se simula intervenir. Este comportamiento debe ser interpretado en función de la edad del perro.  En los cachorros de menos de 6 meses, se trata de un comportamiento normal. En los adolescentes y los jóvenes adultos, este síntoma puede estar asociado a un síndrome de privación de estadio 1 o 2, o a un síndrome hipersensibilidad-hiperactividad. En este último caso esta claramente asociado a una hipermotricidad e hipervigilancia. En los sujetos con más edad, es siempre patológico y constituye un síntoma o de distimia, o de depresión de involución.

* Comportamientos de agresión:

Se trata sobre todo de agresiones hacia los propietarios. Las agresiones jerárquicas y las agresiones por irritación constituyen síntomas importantes para el diagnóstico de las sociopatías.  La estructura de las secuencias de agresión será interesante para discriminar los estados reaccionales de los estados instrumentalizados, tal como es percibida por el animal. Los criterios para la interpretación son descritos más adelante a propósito de la consulta.

* Estereotipias – Actividades de substitución – Rituales :

Reagrupamos aquí dos tipos de síntomas cuyos valores semiológicos y funcionales son muy diferentes pero cuyo aspecto secuencial puede en ocasiones prestar a confusión, cuando se trata de actividades de lamido.

Terminemos primero con el problema de las estereotipias que no asocian ningún contacto con el cuerpo. Puede ocurrir en cualquier periodo de la consulta, sobre todo si no estimulamos al animal. No existe secuencia comportamental propiamente hablando, el perro ejecuta un acto idéntico, repetido, sin que el acto precedente influya sobre el siguiente. Se observará así saltitos, choque de mandíbulas, deambulaciones, balanceos. Encontramos las estereotipias en el "síndrome de coacción del cachorro" , la depresión de separación (raramente), las distimias.

Cuando se trata de comportamientos que implican el que el animal tome contacto con su cuerpo, la distinción entre estereotipia, ritual o actividad de sustitución se impone. En una estereotipia, además de los caracteres descritos más arriba, retendremos la ausencia de apaciguamiento por el lamido, es necesario, cualquiera sea el tiempo durante el cual se ha dejado al animal actuar, una intervención exterior fuertemente estimulante (ruido, comida, juego…) para que pare la actividad. Por otra parte, es necesario decir que los actos somestésicos no son más que incidentes durante la estereotipia, generalmente se trata de un acto de modorra durante el cual el perro acaba por agarrarse la cola, incluso este evento no permite parar la modorra. En cambio, cuando se trata de un ritual, se observará sin dificultad la existencia de la fase apetitiva (girar alrededor del amo, emitir gemidos mirando la parte del cuerpo que será lamida o mordisqueada…) y el hecho de que la fase de consumación (lamido, mordisqueo, succión…) es sometida a la respuesta de los amos en la fase apetitiva. Los rituales no son patológicos, pueden únicamente sugerir que la comunicación en el seno del grupo está mal estructurada. En cambio, cuando se trata de una actividad de sustitución, se observará una fase apetitiva durante la cual el perro busca la zona que será lamida, posteriormente una fase consumatoria durante la cual la intensidad de la auto-estimulación  cutánea ira creciendo antes de que aparezca brutalmente el apaciguamiento muy a menudo marcado por algunos golpes con la lengua sobre el conjunto del cuerpo y reinicio de otro tipo de actividad. Las actividades de sustitución son patogmónicas de estados ansiosos intermitentes muy evolucionados (coexistencia de manifestaciones orgánicas primarias) y sobre todo de estados de ansiedad permanente.

* Manifestaciones alucinatorias:

Pueden ser de dos tipos, o eidolias, o alucinaciones. Las eidolias ocurren, la mayoría de las veces, en medio hipoestimulante, es raro observarlas en consulta, es sobre todo en sujetos hospitalizados donde pueden evidenciarse. Estas secuencias completas, sin desencadenamiento exterior, pueden ser interrumpidas mediante una estimulación exterior que pasa por un canal diferente del que parece estar en juego durante la crisis. Por ejemplo, un perro "que sigue con los ojos" una presa invisible podrá ser detenido por un fuerte estímulo sonoro. La existencia de eidolias debe sugerir una lesión de un órgano de los sentidos, una lesión de las vías de conducción que enlaza el órgano sensorial con el encéfalo, la administración de una aryl-cyclo-hexylamina (tiletamina, ketamina…).

En cuanto a las alucinaciones, pueden ocurrir en medio estimulante. Corresponden a una modificación del estado de conciencia y las intervenciones exteriores no las modifican más que raramente. El animal parece no percibir el mundo real durante la crisis. Las alucinaciones son casi siempre síntomas de lesiones del S.N.C. (encefalitis, hidrocefalias, procesos neoplásicos…).

III. LA CONSULTA CON LOS PROPIETARIOS

Influenciados por la ola psicoanalítica de los años 70, los anglosajones han adoptado, para la consulta de los pacientes afectados por trastornos del comportamiento, técnicas de consulta no directivas. El veterinario (cuando por suerte el que es consultado tiene esta calificación) está ahí para darle coba al discurso de los propietarios del animal, en  caso de un silencio demasiado  prolongado. Resultado de ello, los conmemorativos recogidos son amputados por una grave imprecisión, el medio en el que se desenvuelve el animal tiene por definición tendencia a interpretar más que en describir. Elementos afectivos acaban mezclándose a los hechos y es imposible llegar a identificar cualquier comportamiento cualquiera sea en este tutti frutti. Por esta razón preferimos, en lo que nos concierne, una consulta más directa que tenga por objetivo, en lo que concierne al animal,  llevar los propietarios siempre sobre los hechos y tomar todas las informaciones obtenidas mediante preguntas cruzadas. Ello implica que el motivo de la consulta, después de haber sido libremente descrito por el medio que rodea al animal, será "puesta de lado". Se regresará hasta el final sobre este, cuando sea colocado en la perspectiva de conjunto de la afección diagnosticada. No constituye en consecuencia más que un síntoma sobre el cual no hay que quedarse.

Antes de describir punto por punto los diferentes elementos que constituyen la consulta, es indispensable insistir sobre la absoluta necesidad de imponerse un rigor verbal permanente durante esta fase de la consulta. Rigor no es sinónimo de hermetismo, si es imposible pensar en emplear el vocabulario científico el cual no es forzosamente accesible al medio que rodea el perro, es necesario emplear términos precisos. De esta manera, el perro no se "venga", no es "celoso" o "exclusivo", hace tal o cual cosa en determinadas circunstancias.

La consulta debe abordar las siguientes áreas :

* las características emocionales y de reacción del perro.

* la organización jerárquica del grupo en el seno del cual vive

* la evolución de su desarrollo comportamental

1. Características emocionales y  reaccionales del perro – Organización jerárquica:

Se trata de una evaluación en el presente del estado del perro. Vamos a interiorizarnos para analizar la frecuencia, la secuencia, la reversibilidad de las respuestas emocionales. Esta fase se sitúa en el  prolongamiento directo del examen somático y la observación directa del comportamiento. Los datos así recogidos deben permitirle al clínico caracterizar un estado patológico elemental.

Por otra parte, las informaciones obtenidas van también facilitar la interpretación de las estructuras sociales y particularmente la organización jerárquica del grupo hombre-perro.

El recoger los datos comportamentales debe ser particularmente preciso, las modificaciones que interesan al clínico son muy a menudo discretas y tienen que ver mucho más con la estructura secuencial que la naturaleza en sí de los comportamientos observados. Por ello, es también importante e incluso más importante buscar el encadenamiento de los actos durante la secuencia, que apegarse a la identificación de los elementos desencadenadores o reforzadores. Recordemos que toda secuencia comportamental es un sistema homogéneo que cuenta con una regulación interna. Esta aproximación secuencial es muy pertinente cuando se trata de respuestas emocionales, ya que las secuencias producidas tienen características de comportamientos innatos.

 

Los comportamientos explorados pueden ser repartidos en tres grupos al tener una coherencia funcional (PAGEAT 1984, 1986):

– Comportamientos centrípetos: se trata de comportamientos que pueden ser o inhibidos, o hiperproducidos en perturbaciones emocionales, en este último caso, corresponden a actividades de sustitución (equivalentes a actividades auto-centradas);

– Comportamientos centrifugas: son comportamientos que conllevan una modificación del medio del animal, corresponden siempre a estados productivos.

– Comportamientos mixtos: como los comportamientos centrifugas, implican una acción sobre el medio pero le son asociados también modificaciones de la fisiología del sujeto.

I. 1. Los comportamientos centrípetos:

Su estudio permite al clínico ubicar la existencia y la naturaleza de las perturbaciones emocionales. de las cuales su paciente está afectado. Sin embargo, algunos de los comportamientos que vamos a abordar aquí, tienen  que ver con la vida social y permiten situar la posición jerárquica del perro, tal como la percibe.  Nos  interesaremos en consecuencia por los siguientes comportamientos:

– ingestión de comida

– ingestión de agua

– comportamientos somestésicos

– conductas de eliminación

– lugar de dormir y de sueño: aunque el sueño no es propiamente hablando, un comportamiento, hemos visto que padece de profundas modificaciones en los trastornos emocionales, lo cual nos conduce a estudiarlo en esta fase de la consulta.

I. 2. Los comportamientos centrifugas:

En esta categoría se reagrupan comportamientos que permiten al animal modificar su medio, o actuando directamente sobre él (comportamientos de agresión), o recogiendo informaciones para modificar su representación (comportamientos exploratorios).

La presencia de comportamientos de agresión en esta categoría semiológica conduce en ocasiones al clínico en sobreevaluar su importancia quedándose a la defensiva debido a las consecuencias de cualquier error de identificación de secuencias agresivas por seguridad de los propietarios. Es necesario esforzarse por tener, sobre este tema, la misma exigencia de precisión como en la exploración de otros elementos comportamentales, sin por ello focalizar toda la consulta sobre este único aspecto.

# Los comportamientos de agresión:

En el lenguaje común se emplea normalmente el término agresividad para describir estos comportamientos, asociando a este término la idea de violencia y de locura. El calificativo de "perro malo" sigue siendo evidentemente la referencia, el perro que amenaza o muerde a su amo es obligatoriamente un "monstruo" o un enfermo. La mejor ilustración de esta opinión se encuentra en las clasificaciones nosológicas desarrolladas por CAMPBELL  quién hace de la existencia de las conductas agresivas uno de los síntomas de las entidades clínicas más graves y las cuales llama "para psicosis". Es aquí el signo de una ignorancia total de los datos más clásicos de la etología, la agresividad es parte integrante de las funciones comportamentales, es uno de los componentes reaccionales en cualquier especie animal. Sin embargo, el concepto de agresividad, el cual designa un estado reaccional particular, en el cual el individuo tiene una mayor tendencia a producir comportamientos de agresión, es poco maniobrable en la consulta. Esto nos conducirá a interesarnos sobre todo a los comportamientos de agresión, bajo sus aspectos funcional y secuencial.

El proceder del veterinario, en presencia de un cuadro clínico que comprende manifestaciones agresivas, deberá ser siempre la misma. Deberá :

– Identificar el tipo de agresión en causa

– Verificar la integridad de la secuencia agresiva

– evidenciar el nivel de control de la mordida

# El comportamiento exploratorio:

Es un elemento muy importante del etograma del perro. Al permitirle recoger informaciones sobre su medio, permite, entre otras funciones, estabilizar las respuestas emocionales desencadenadas por estímulos desconocidos.

Por ello, será casi sistemáticamente alterado en afecciones que interesen la estructuras afectivas y cognitivas (ansiedad y depresión). Se buscarán esencialmente modificaciones que han podido evidenciarse durante la observación directa del comportamiento:

– inhibición del comportamiento exploratorio

– exploración oral

 I. 3.Los comportamientos mixtos

Ultima etapa de las características emocionales y reaccionales del perro, el estudio de los comportamientos mixtos va a permitir, además de las otras informaciones, obtener datos sobre el nivel de socialización del perro. En efecto, los comportamientos que son reunidos bajo este capítulo (comportamiento sexual y maternal) son dependientes para su puesta en marcha, del estado emocional claro, pero también de una correcta socialización.

Esta fase descriptiva del estado emocional y de las relaciones jerárquicas acabadas, es necesario completarlas con las enseñanzas mediante el estudio de la evolución del desarrollo comportamental.

II. El desarrollo comportamental:

No se trata de una fase indispensable de la consulta, aún cuando permite precisar de manera útil algunos puntos de la génesis de los trastornos por los cuales el animal es afectado. Tomando en cuenta el esfuerzo de memoria que implica para los propietarios pero también de la total imposibilidad en ocasiones  para recoger cualquier dato (perros adoptados en edad adulta…), no debe ser considerada como un elemento complementario.

Tres puntos, en el histórico de la vida del perro, retendrán la atención del clínico. Se trata de las características "físicas" del lugar donde nació el perro, la organización de las relaciones entre los cachorros y la madre, la edad en que se compró.

CONCLUSIÓN

La descripción del conjunto de estos medios semiológicos nos ha permitido mostrar que la consulta en etología clínica puede perfectamente pretender al mismo rigor que las demás disciplinas médicas. Sin embargo,  estos no tienen nada de específico, se trata generalmente de exámenes complementarios clásicos en neurología y endocrinología. Los abordaremos a propósito de la nosografía, son en efecto muy a menudo indispensables para el diagnóstico diferencial, pero también de las terapéuticas biológicas ya que algunos tratamientos tienen contra-indicaciones en presencia de afecciones intercurrentes.

Unicamente el electroencefalograma podría permitir aportar algunas precisiones al diagnóstico. Sin embargo, los estudios que llevamos actualmente son aún poco avanzados para que podamos describir trazos típicos de algunos estados mórbidos. Preferimos entonces reservar estos desarrollos a ediciones posteriores, si las investigaciones en curso son concluyentes.

Autor:  Patrick Pageat d.m.v.ès sc. nat.

Traducción: MVZ Stéphane Meder V.