Portada » Curso del GECAF: Los estados patológicos elementales
Etología

Curso del GECAF: Los estados patológicos elementales

Son el resultado de la acción de uno o varios procesos patológicos elementales. Es la sucesión o la asociación de estados patológicos elementales que organiza el cuadro característico de una entidad nosológica.

El estado fóbico

Resulta del desarrollo de un proceso de sensibilización y evoluciona bajo la influencia de la anticipación.

El estado fóbico es un estado reaccional caracterizado por la producción de respuestas de temor o de miedo cuando en exposición a un estímulo o a un grupo de estímulos bien definidos.

La evolución espontánea de las fobias pasa por tres etapas sucesivas que corresponden a una degradación progresiva de la homeostasia sensorial del animal.

El estadío 1 = Estadío dinámico = fobia simple:

Este estadío se caracteriza a la vez por la naturaleza de los síntomas comportamentales pero también por la especificidad de los estímulos desencadenadores. En efecto, el cuadro clínico hace aparecer respuestas que son típicas de las del estado de temor. Se observará en un cortejo constituido por la huida, amenazas a distancia, entrecortado por fases exploratorias cortas. Este elemento es el primero en desaparecer durante la evolución del estadío 1 hacia el estadío 2.

Se trata aún así, en este estadío, de un conjunto funcional organizado, normalmente susceptible de llevar al sujeto a evolucionar hacia una mejor gestión del estímulo: por esta razón hemos propuesto hablar de estadío dinámico.

En estos pacientes, se aísla fácilmente un  estímulo desencadenador que puede ser único, compuesto de varios estímulos que tengan un parentesco muy estrecho (por ejemplo detonaciones). Motivo por el cual se puede hablar de fobia simple.

Este estadío parece caracterizarse, sobre el plano farmacológico, por un aumento de la actividad de las estructuras noradrenérgicas. En efecto, la administración de beta-bloqueadores permite suprimir lo esencial del cuadro clínico.  Cuando menos este es el caso para los pacientes tratados muy precozmente, cuando las fases exploratorias siguen estando presentes. Más allá de este período, los beta-bloqueadores son incapaces por si mismos de desaparecer la respuesta fóbica, es necesario asociarles moduladores de la transmisión dopaminérgica.

 El estadío 2 = estadío de generalización = Fobias complejas

Se trata, muy a menudo, de la evolución de un estadío 1. Todavez, algunos animales parecen presentar de entrada un cuadro clínico de fobia de estadío 2, esto parece depender de la génesis de la fobia.

Este estadío se caracteriza por comportamientos de huida en exposiciones a estímulos fobogenos. Aquí, no encontramos coherencia sensorial de los estímulos desencadenadores,  al estímulo desencadenador se han asociado estímulos heterogéneos  cuyo único punto en común es su presencia repetida durante los minutos que preceden la exposición al estímulo fobogeno primitivo. Esta extensión de campo desencadenador de la respuesta fóbica resulta del fenómeno de anticipación emocional. Los propietarios señalan entonces que su perro reacciona cada vez más precozmente ante la aparición del estímulo fobogeno y que estímulos, que normalmente, no desencadenaban ninguna reacción, se han vuelto desencadenadores. Por esta razón hablamos de estadío de generalización (a otros estímulos) o de fobia compleja.

El cuadro clínico del estadío 2 se enriquece en ocasiones con manifestaciones neurovegetativas tales como diarrea, vómito y micción.

Las fobias complejas evolucionan más o  menos rápidamente hacia el estadío 3 y hacia la ansiedad.

Este estadío por sus características clínicas, evocan claramente un aumento en la actividad de las estructuras dopaminérgicas.

El estadío 3= estadío pre-ansioso:

Se trata de un estadío muchas veces fugaz, los animales son presentados a consulta poco antes o poco después de esta fase.

El cuadro clínico se caracteriza por la preeminencia de manifestaciones neurovegetativas, los temblores y tentativas de fuga. Sin embargo, los ensayos de fuga son breves, incoherentes y no le permiten al perro colocarse a distancia del estímulo.

Los estímulos desencadenadores acaban siendo numerosos y la anticipación emocional es tan marcada que acaba siendo progresivamente imposible hacer salir al perro del lugar en el cual ha aprendido a no encontrar estímulos fobogenos. Se vuelve rápidamente difícil diferenciar este estado de un estado de ansiedad verdadero.

La evolución espontánea de este estadío es un paso a un estado de ansiedad.

En este estadío, las drogas estrictamente moduladoras de la transmisión dopaminérgica no permiten mejorar el cuadro. Es necesario recurrir a neurolépticos que tengan una buena afinidad para los receptores 5HT2.

 El estado de ansiedad

Definiremos a la ansiedad como un estado reaccional caracterizado por el aumento de la probabilidad de desencadenamiento de reacciones emocionales análogas a la del miedo, en respuesta a cualquier variación del medio (interno y externo). Resulta de ello una desorganización de los auto-controles y en consecuencia una perdida de adaptabilidad a cualquier variación del medio ambiente.

La ansiedad puede modificar el tratamiento de las informaciones durante fases de corta duración y entonces manifestarse como en la
ansiedad paroxística. Pero puede conllevar desórdenes más prolongados entrecortados con períodos de remisión, en el caso de la
ansiedad intermitente. Para terminar, puede ser continua y estar en el origen de una inadaptabilidad  grave en la
ansiedad permanente.

Homogeneidad e inter-relaciones de las formas clínicas de la ansiedad:

 La aproximación farmacológica así como el estudio de las relaciones entre las diferentes formas clínicas en el curso del tiempo confirman que existe efectivamente un "continuum disfuncional" entre la ansiedad intermitente y la ansiedad permanente. En ausencia de tratamiento, cerca de 70% de las ansiedades intermitentes evolucionan hacia la ansiedad permanente, este tránsito se realiza progresivamente con la presentación de cuadros clínicos intermedios.

Si las relaciones entre ansiedad intermitente y ansiedad permanente son evidentes, es mucho más difícil encontrar relaciones equivalentes entre la ansiedad paroxística y las otras dos formas. El trastorno se presenta extremadamente estable en el tiempo, únicamente una mayor tendencia a la depresión después de los 6 años puede ser observada. También, algunos de estos perros acaban por esquivar los lugares o situaciones en los cuales han padecido varias "crisis". En cambio, no hemos nunca visto este cuadro clínico evolucionar hacia una ansiedad intermitente o permanente. En esto, la ansiedad paroxística se parece mucho al "trastorno de pánico", tal como es definido en el hombre.

Factores que influyen el modo de expresión del estado de ansiedad:

El análisis estadístico de la población de perros que presentan por primera vez un episodio de ansiedad permite obtener una cierta cantidad de información.

La
ansiedad paroxística se presenta claramente como una forma clínica específica en algunas razas. Aunque la hayamos observado en una decena de razas, se puede decir que esta forma de ansiedad se observa sobretodo en el caniche enano, el setter irlandés, el doberman, el basset artésien normando. En un caso cuando menos, hemos podido encontrar a varios animales afectados en una misma línea. No parece haber prevalencia de un sexo.

En cambio, la población de perros que desarrollan una de las otras formas clínicas no permite identificar razas "de riesgo".

En cambio, factores otros que los genéticos intervienen:

– el rango jerárquico en el grupo social: cuando tomamos en cuenta este parámetro, se observa que los sujetos dominantes parecen desarrollar de entrada una ansiedad permanente, mientras que los dominados serían más bien afectados por una ansiedad intermitente.

– la edad en que aparece el trastorno: los sujetos de menos de 1 año muestran más bien ansiedades intermitentes, entre 1 y 5 años el factor "edad" no parece intervenir, para terminar después de los 5 años observamos esencialmente ansiedades permanentes.

Estos resultados vienen a confirmar el carácter particular de la ansiedad paroxística, se trata de una forma clínica que no aparece en sujetos teniendo una predisposición genética.

Las actividades de sustitución

Se puede definir a las actividades de sustitución como actividades motoras voluntarias desencadenadas en un contexto conflictual que prohibe la ejecución  de respuestas adaptativas; no tiene ninguna relación funcional con el estímulo desencadenador pero conllevan al apaciguamiento de la tensión emocional consecutiva a la situación.

Las actividades de sustitución pertenecen siempre al grupo de actividades auto-centradas. Las situaciones generadoras de actividades de sustitución son sea situaciones que por sus características físicas prohiben al animal reaccionar o vuelven inoperantes todas sus respuestas (claustro, amarre, estímulos de doble sentido desencadenando fuga y ataque…), o rupturas secuenciales en aprendizajes. Este último tipo de contexto es muy frecuente y particularmente patógeno. Se puede dar un ejemplo simple evocando el caso de un perro a quién se ha enseñado regresar cuando se le da una orden acariciándolo cuando llega. Pero, cuando su amo esta de mal humor sanciona al perro en el momento en que llega después de haberlo llamado, simplemente porqué contesto la señal más lentamente. Esta ruptura de la secuencia aprendida va a desencadenar una situación de no-sentido ante la cual el perro no sabe que respuesta dar, va entonces a lamerse un miembro aunque este acto no modifique la estructura de la situación: es una actividad de sustitución.

El estado depresivo

 El estado depresivo como un estado reaccional caracterizado por una reducción de la receptividad a los estímulos y una inhibición espontánea irreversible. Resulta de ello una perdida de la iniciativa, un estado de angustia acompañado de una fuerte tendencia al hiper-apego y trastornos del sueño.

La clínica nos ha llevado a distinguir dos estadíos en la evolución de las depresiones en el perro:

El estado depresivo agudo
: sobre el plano comportamental, aparece como ampliamente dominado por la apatía. El perro es indiferente a su medio ambiente, gime, no come, bebe poco, duerme mucho. La hipersomnia y la
anorexia
son los síntomas característicos de este estadío.

El estado depresivo crónico: el perro parece menos apático, esencialmente porque produce violentas respuestas emocionales en exposiciones a estímulos de fuerte intensidad. El
apetito es fluctuante, pasando de episodio de anorexia a bulimia, el comportamiento dipsíco puede presentar las mismas variaciones. Pero sobretodo, el sueño presenta alteraciones cuantitativas y cualitativas. Se nota en efecto un adelanto del sueño paradoxal y despertares bruscos durante la primera hora de sueño. Muy rápidamente, manifestaciones de ansiedad se presentan durante el período que precede al sueño.

Para terminar, alteraciones cognitivas severas aparecen con perdida de la capacidad de anticipación en el origen de una alteración de las metas en aprendizajes adquiridos antes de la enfermedad.

 

 Numerosas teorías han sido propuestas en torno de la fisiopatología de los estados depresivos. La más conocida, basada sobre el modo de acción de los antidepresivos y la dosificación de los neurotransmisores en el L.C.R., postula una reducción de la concentración del neurotransmisor en los espacios sinápticos de diferentes sistemas monoaminérgicos.