Origen y maduración:
Los linfocitos B se originan en la médula ósea a partir de células madre hematopoyéticas.
Maduran en la médula ósea y adquieren su receptor de célula B (BCR) mediante reordenamiento de los genes de las inmunoglobulinas.
En las aves, el proceso de maduración continúa en la bolsa de Fabricio, un órgano linfoide secundario único en estas especies.
Funciones:
Producción de anticuerpos: Los linfocitos B se diferencian en células plasmáticas que secretan grandes cantidades de anticuerpos.
Presentación de antígenos: Pueden actuar como células presentadoras de antígenos a los linfocitos T.
Memoria inmunológica: Algunos linfocitos B se convierten en células B de memoria, que responden más rápido y con mayor intensidad ante una reexposición al antígeno.
Subtipos y diferenciación:
Células B naive: Linfocitos B que aún no han sido expuestos a un antígeno.
Células B de memoria: Linfocitos B que han sido previamente activados y guardan memoria del antígeno.
Células plasmáticas: Linfocitos B que se han diferenciado para producir grandes cantidades de anticuerpos.
La activación de las células B requiere dos señales: el reconocimiento del antígeno y señales coestimuladoras.
Papel en la respuesta inmune:
Inmunidad humoral: Los linfocitos B y los anticuerpos que producen son fundamentales para la respuesta inmune humoral.
Interacción con linfocitos T: Los linfocitos B y T colaboran en la respuesta inmune adaptativa.
Memoria inmunológica: Las células B de memoria permiten una respuesta más rápida y efectiva ante reexposiciones al antígeno.
