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Enfermedades Huesos y Músculos

Osteodistrofia hipertrófica

Osteodistrofia Hipertrófica en el Perro

Introducción

La osteodistrofia hipertrófica (OHD) es una condición que afecta a los perros, especialmente a razas grandes y de rápido crecimiento, como el Gran Danés, el Labrador Retriever, Boxer, Ovejero alemán y el San Bernardo.

Se caracteriza por un crecimiento anormal del tejido óseo, lo que puede causar dolor, inflamación y problemas en las articulaciones.

Esta patología produce renguera y dolor intenso y suele afectar a varias extremidades.

Actualmente se desconoce la causa de la enfermedad.

Sinonimia

Enfermedad de Moller-Barlow, osteodistrofia II y osteopatía metafisaria.

Predisposición a esta patología

Es una enfermedad de perros jóvenes y de rápido crecimiento. Suele afectar a cachorros de entre 3 y 6 meses de edad. Es principalmente una enfermedad de razas de perros grandes o gigantes, aunque puede haber excepciones a esta regla.

Como ocurre con la mayoría de los trastornos óseos de razas jóvenes y grandes, afecta a los machos con más frecuencia que a las hembras.

No parece haber un fuerte vínculo hereditario o genético.

Sintomatología

Los perros afectados por HOD a menudo muestran síntomas de hinchazón dolorosa de leve a moderada de las placas de crecimiento en los huesos de las patas.

Afecta con mayor frecuencia a los extremos del radio, el cúbito (huesos largos desde el codo hasta la muñeca) y la tibia (hueso largo desde la rodilla hasta el corvejón).

Los perros pueden mostrar cojera y renuencia a moverse. Pueden estar letárgicos y negarse a comer.

La fiebre puede aparecer y desaparecer hasta alcanzar los 106 grados.

La enfermedad suele afectar a ambas piernas al mismo tiempo.

Los síntomas pueden aumentar y disminuir y resolverse por sí solos o, si la fiebre es muy alta durante períodos prolongados y la afectación ósea es grave, los perros pueden sufrir daños estructurales permanentes o incluso morir.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en la historia clínica, los síntomas, el examen físico que muestra dolor e hinchazón en las placas de crecimiento y las radiografías.

Las radiografías mostrarán una delgada línea radiolúcida (oscura) en la metáfisis (placa de crecimiento) en el extremo del cúbito, el radio o la tibia.

También se puede observar inflamación ósea y remodelación ósea en estos sitios. Ocasionalmente puede haber afectación y cambios en el cráneo y los dientes.

Los perros suelen tener fiebre y, ocasionalmente, un recuento alto de glóbulos blancos.

Tratamiento

El tratamiento generalmente es de soporte. Dado que se trata de una afección muy dolorosa, se administran antiinflamatorios y analgésicos como aspirina tamponada o carprofeno.

Además, a los animales generalmente se les administra un antibiótico de amplio espectro.

Se recomienda un reposo estricto en una cama cómoda y cálida. Alimentar con un alimento nutritivo y muy sabroso ayudará a animar a algunos perros a comer.

En casos graves, es posible que sea necesario administrar esteroides para controlar el dolor, pero debido a la posibilidad de que se trate de una enfermedad bacteriana, su uso puede estar contraindicado debido a sus cualidades inmunosupresoras .

La vitamina C suele complementarse, aunque sus beneficios pueden ser cuestionables.

Etiología y Prevención 

La prevención radica en comprender qué causa esta enfermedad. Lamentablemente, actualmente no existe ningún acuerdo sobre el origen de esta afección.

Una posible causa puede ser una infección bacteriana. Los cambios óseos y la fiebre alta apoyan esta posibilidad.

La dificultad para obtener un cultivo bacteriano del sitio y la respuesta a veces deficiente a la terapia con antibióticos pueden alimentar el argumento en contra de esta posible causa.

Otra posible causa de la enfermedad es la vitamina C. Se ha demostrado que los perros con esta enfermedad muestran síntomas y cambios óseos muy similares a los de las personas con escorbuto (deficiencia de vitamina C).

Además, estos perros suelen tener niveles reducidos de vitamina C en sangre.

Sin embargo, los perros sintetizan su propia vitamina C y no tienen un requerimiento nutricional de esta vitamina.

En varios estudios y en la práctica, alimentar a los perros afectados con altas dosis de vitamina C no siempre produce mejorías o cura la enfermedad.

Por lo tanto, algunos investigadores especulan que el nivel bajo de vitamina C en sangre puede ser el resultado de este trastorno, no la causa.

Otra posible causa de la enfermedad puede ser nutricional. Se ha sugerido que varias enfermedades óseas en cachorros jóvenes están relacionadas con un exceso de proteínas y calorías en la dieta que conduce al desarrollo de estos problemas.

No se han realizado estudios que confirmen esto, aunque muchos propietarios de cachorros de razas grandes y gigantes actualmente los alimentan con una dieta baja en grasas y proteínas para tratar de fomentar un crecimiento moderado y constante en lugar de un crecimiento rápido.

Es posible que este desorden pueda ser causada por varios factores. Sin embargo, en este momento no sabemos la causa ni cómo prevenirla.

Esperemos que estudios futuros nos brinden más información sobre la causa y la prevención de esta patología dolorosa y debilitante.

Bibliografía

Fuente Imágenes: commons.wikimedia.org