Introducción
Los perros con sordera adquirida nacen con la capacidad de desarrollar y mantener una audición normal, pero la audición se pierde a medida que el animal envejece.
La sordera adquirida no es común a ninguna raza, sino que se observa en individuos de todas las razas. Por lo general, es el resultado de daños en las estructuras del oído, como el tímpano, el oído medio o interno y el nervio auditivo.
Patologías como el moquillo canino son una causa común de trastornos óticos.
Un traumatismo en el oído puede provocar discapacidad auditiva.
Varios medicamentos, incluidos los antibióticos aminoglucósidos, pueden ser tóxicos para las estructuras del oído y provocar sordera.
Los antibióticos aminoglucósidos como gentamicina, neomicina y kanamicina no deben utilizarse excepto bajo estricta supervisión veterinaria. Se deben evitar dosis altas y/o tratamientos prolongados con estos medicamentos.
La causa más común de sordera adquirida en perros es simplemente el resultado de otitis externa y otitis interna no tratadas. Las infecciones leves del oído que no se tratan siempre tienen el potencial de causar problemas de audición.
Independientemente de la causa, la mayoría de los perros con sordera adquirida no son totalmente sordos, sino que tienen distintos grados de discapacidad auditiva.
Pronóstico
No todos los perros con sordera adquirida se vuelven sordos en el mismo grado. Algunos perros tienen sólo una pérdida auditiva parcial; de hecho, es posible que pase desapercibida.
Otros tienen una pérdida auditiva grave. Pueden ser más propensos a sufrir lesiones, ya que no pueden oír órdenes ni objetos que se acerquen a ellos.
Tratamiento
No existe tratamiento para la sordera adquirida. Afortunadamente, la mayoría de los perros sobrellevan muy bien una discapacidad auditiva.
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