La facoemulsificación del cristalino es la técnica quirúrgica más moderna y utilizada para tratar las cataratas, que son una opacificación del cristalino (la lente natural del ojo). Este procedimiento ha revolucionado la cirugía de cataratas, ofreciendo una recuperación más rápida y mejores resultados visuales.
¿En qué consiste la facoemulsificación?
El procedimiento se realiza de la siguiente manera:
- Anestesia: Generalmente se utiliza anestesia local en forma de gotas para adormecer el ojo.
- Microincisión: El cirujano realiza una pequeña incisión (de 2 a 3.2 mm, y en algunos casos incluso más pequeñas) en la córnea para acceder al cristalino. Estas incisiones suelen ser autosellantes y no requieren suturas.
- Facoemulsificación: Se introduce una pequeña sonda que emite ultrasonidos de alta frecuencia. Estos ultrasonidos disuelven y fragmentan el cristalino opacificado en pequeñas partículas, que luego son aspiradas cuidadosamente del ojo. Es importante destacar que la cápsula que envuelve el cristalino se mantiene intacta.
- Implante de lente intraocular (LIO): Una vez que el cristalino opaco ha sido removido, se introduce una lente intraocular artificial plegable en la cápsula del cristalino. Esta lente se despliega dentro del ojo y permanece allí de forma permanente, restaurando la función óptica. El tipo de lente (monofocal, multifocal, etc.) se elige previamente en función de las necesidades del paciente.
- Cierre: Las incisiones suelen cerrarse por sí solas, sin necesidad de puntos.
¿Por qué se realiza?
La facoemulsificación se realiza principalmente para tratar:
- Cataratas: Cuando el cristalino se opaca y causa una disminución progresiva de la visión, deslumbramiento, dificultad para ver en la oscuridad o para realizar actividades cotidianas. Es la causa más común de ceguera reversible a nivel mundial.
- Presbicia o vista cansada: En algunos casos, se puede implantar una lente intraocular multifocal para corregir la presbicia.
Ventajas de la facoemulsificación
Esta técnica ofrece numerosas ventajas en comparación con métodos quirúrgicos más antiguos:
- Menor incisión: Lo que reduce el trauma ocular y acelera la cicatrización.
- Recuperación visual rápida: Los pacientes suelen experimentar una mejora significativa de la visión en pocos días.
- Menos inflamación y molestias postoperatorias.
- Menor riesgo de complicaciones: Como el astigmatismo postoperatorio o infecciones.
- Procedimiento ambulatorio: El paciente puede regresar a casa el mismo día de la cirugía.
- Sin dolor: La cirugía no es dolorosa ni durante ni después de la operación.
Recuperación
Después de la cirugía, es normal experimentar algunas molestias leves como sequedad, picazón o sensibilidad a la luz. Se recetan gotas oftálmicas (antibióticos y antiinflamatorios) para prevenir infecciones y reducir la inflamación. La visión mejora progresivamente, y la mayoría de los pacientes pueden retomar sus actividades cotidianas en poco tiempo.
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