Un perro o gato lesionado ha de ser trasladado en tal forma que no se cause más lesión.
Un perro grande puede cargarse sobre los hombros en torno al cuello, sujetándole los pies por delante. Lo ideal es colocarlo sobre una superficie rigida que cumpla de camilla, en caso de poseer se recomienda utilizar una manta, unir las cuatro esquinas para y formar un cabestrillo (camilla -cabrestillo). Los perros pequeños y los gatos pueden trasladarse con una mano debajo del tórax y manteniendo firme la cabeza con la otra.
Un perro lesionado puede recuperar la conciencia repentinamente y volverse agresivo por el dolor, por ello se aconseja colocarle un bozal e impedir que muerda. Una venda, una corbata, una cuerda sirve para improvisar un bozal. El bozal no interferirá entonces con la respiración. En el caso de los gatos donde el bozal no es una alternativa válida se puede sujetar con un abrigo: Acérquese por detrás y coloque sus manos sobre los hombros y debajo el cuello, cuando tome el animal mantenga su cuerpo entre los brazos, la manta le servirá como acolchado para proteger sus manos de posibles rasguños y/o mordidas.