Introducción
Un animal independiente con una personalidad tan especial que, inevitablemente, provoca tanto adoración incondicional como odios desmedidos. Si en una época fue objeto de reverencia para los egipcios, en otra se lo acusó de demonio compañero de brujas.
Hoy, junto con el perro es el animal doméstico más difundido.
Leyenda
Cuenta la leyenda que, en el momento de la Creación, todos los animales puestos en fila, y cada uno a su turno, le pedían a Dios el atributo que más querían.
El pavo real deseaba belleza; la gacela, rapidez; el león, coraje; el caballo, gracia; y así cada uno hizo su pedido.
El gato, que era el último de la fila, escuchó bien todos los pedidos, y cuando llegó su turno pidió un poco de cada uno de esos atributos, sin dejar de lado ninguno.
Esta es la causa por la que el gato se convirtió en uno de los animales más perfectos.
Más allá de la historia y de los gustos, nadie puede negar que los gatos son la elegancia y belleza personificada.
Reverenciados en el tiempo de los faraones egipcios y denostados durante la Inquisición -cuando se los asociaba con el diablo– porque acompañaban a las brujas; pero afortunadamente, para ellos que realmente son excelentes mascotas, cariñosos, limpios y compañeros, pero……, hay que aceptar su independencia y no juzgarlo por algo natural de su personalidad.
Hay muchas personas que le tenían rechazo por diferentes razones, generalmente asociadas a creencias erróneas y cuando ellos mismos le dieron la oportunidad al gatito y lo adoptaron como mascota, su opinión con respecto a ellos cambia en forma radical y se pasan al bando de los defensores.
En la actualidad compite cabeza a cabeza con los perros, los compañeros del ser humano desde el principio de los tiempos. En Europa y Norteamérica existen, en la actualidad, al menos tantos gatos como perros. Solo en Estados Unidos existen 50 millones de gatos.
Antiguo Egipto
Los gatos fueron objeto de culto en el Antiguo Egipto debido a su habilidad para hacer disminuir la población de ratones en los campos de cereales del Nilo, de capital importancia económica.
La diosa egipcia Bastet, representada con cuerpo de mujer y cabeza de gato, era la diosa del amor y la fertilidad.
Los gatos eran también un deporte para los egipcios; atados a correas cazaban pájaros para la mesa familiar: el amo lanzaba un boomerang que derribaba los pájaros para que el gato los recogiera y entregara al amo.
Debido a su utilidad económica, y a que se creía que concedían muchos hijos, los gatos eran tan reverenciados que a veces se momificaban para enterrarlos con sus amos o en tumbas diseñadas para tal efecto.
Pese a que las leyes egipcias prohibían sacar del país los gatos sagrados, los marinos fenicios se los llevaban de contrabando.
Los gatos se vendían igual que otros tesoros de Oriente y, en la antigüedad, se encontraban a lo largo de toda la costa mediterránea. Al parecer, los romanos fueron los primeros en introducirlos en Europa.
La valía de los gatos como depredadores fue reconocida a mediados del siglo XIV, cuando una plaga originada por ratas, conocida como la peste negra, atacó a la población europea. Pese a todo, durante la edad media los gatos eran odiados y temidos.
Debido a sus hábitos nocturnos se creía que tenían trato con el diablo. Esta asociación del gato con la brujería ha sido la culpable de muchos actos de crueldad hacia él a través de los siglos.
El renacimiento, sin embargo, fue una época dorada para los gatos. Casi todo el mundo tenía alguno, desde los miembros de las casas reales y sus sirvientes hasta el campesinado.
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