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Vacaciones felinas en un hotel de lujo

Hotel acogedor y familiar ubicado a unos 30 kilómetros del centro de Madrid, en San Agustín de Guadalix. Trato exquisito y familiar. Diecinueve habitaciones individuales, dobles o triples, dependiendo de los inquilinos, y jardín propio con vistas al campo. Pensión completa y aseo personalizado con masaje incluido. Aire acondicionado o calefacción y servicio de habitaciones. Sala de juegos, hilo musical y un silencioso sonido ambiente.
Podríamos pensar que se trata de un 'hotelazo' de cinco estrellas. Lo es. Pero hay algo que lo hace aún más especial, y es que sus inquilinos no son personas, si no gatos. Sí sí han leído bien, ¡gatos!

Gatosphera es un hotel felino, cinco huellas, situado en la Sierra de Madrid y pensado para que los gatos pasen sus mejores vacaciones mientras sus dueños disfrutan de las suyas. "Por la mañana empezamos haciendo la limpieza de los areneros, les damos el primer agua fresca del día y las comidas. Después nos centramos en la limpieza de las dependencias y después en la sociabilidad de los gatos ya que hay algunos que tienen temores, incluso a nosotros. Por eso nos sentamos con ellos durante sus días de adaptación, respetando su espacio hasta que se acercan ellos a nosotros y, a los pocos días acaban viniendo a buscarnos", explica Marcos Verdes, propietario de Gatosphera, mientras acaricia a Milka, una suave Ragdoll que juguetea ronroneando en el césped.
A modo de invernadero, con un techo que se abre dependiendo de la hora del día, el hotel tiene 19 estancias que se dividen en dos zonas. La interior cuenta con un baúl acondicionado con mantas, pelotas y otros juguetes para afilar sus uñas, además de estanterías, comida y agua, y una manopla personalizada que utilizan para asear a los gatos. "Les encanta, quizá les recuerde a los lametones de su madre", explica Almudena Díaz-Miguel, también propietaria y cuidadora de Gatosphera.

Saliendo por la gatera, los felinos cuentan con una parcela de alrededor de ocho metros de césped en la que, como Nue, un siamés de cinco meses y unos inmensos ojos azules, corretean y disfrutan del paisaje. "Cada dependencia está separada por una valla y algunas, también, por una malla para que no haya un contacto directo entre los gatos y así evitar que se enfrenten o se estresen", explica Marcos, ya que los gatos son delicados y muy "cotillas".

Junto a las 'habitaciones' encontramos una sala de juegos con un ‘castillo' en el que jugar y esconderse, además de afilarse las uñas, donde una familia de felinos, Nana, Elvis, Leia y Gato se despiertan, aunque casi no se dejan ver.
Pensando en estas familias, Gatosphera dispondrá, además, de varios 'chalés' con parcela independiente para las familias de gatos que decidan pasar allí sus vacaciones.

Gatosphera, además de encontrarse en plena naturaleza, se preocupa por ella, de ahí que tanto la electricidad y el agua caliente la generen ellos mismos mediante siete paneles solares localizados junto al hotel que se pueden ver en
www.gatosphera.com
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