DEFINICIÓN
La fobia es un estado reaccional de miedo o de temor, amplificado más allá de la respuesta de adaptación y desencadenado por un estímulo identificable el cual, normalmente, debería hacer parte del medio ambiente común del perro.
Se trata claro de un estado patológico que hay que distinguir de una reacción normal de temor o de miedo. El carácter patológico de este estado reaccional debe relacionarse por una parte a la amplitud de la respuesta emocional y por otra parte al carácter normal de estímulo desencadenante.
Que un animal presente una respuesta emocional sin control, en presencia de un suceso potente e inusual (temblor, incendio…) no constituye, en sí, una anomalía. Que un animal tenga miedo de recibir una inyección es normal. Para que presente esta patología, es necesario que la respuesta emocional haya perdido su poder de adaptación mientras que el estímulo sigue siendo normal. En nuestro ejemplo, es necesario que el animal se comporte frente a la inyección como se comportaría (lo imaginamos) frente a un cataclismo.
Se trata de hecho de una dinámica patológica, más que de un estado. Es la amplitud de la reacción primaria la que impide a la respuesta de adaptación desarrollarse normalmente. Encontramos en esta dinámica de la reacción emocional, fenómenos en todo punto comparables con la evolución del estado de schock. En estas reacciones a un estrés físico, la amplitud de las reacciones normalmente destinadas a preservar el organismo, es tal que estas reacciones acaban siendo nefastas. Los destrozos engendrados por las primeras reacciones conllevan a su vez reacciones desproporcionadas y así sigue…
ETIOLOGIA Y PATOGENIA
Si conoceríamos bien la etiología de los comportamientos fóbicos, sería sin duda más fácil prevenirlos.
Hay que distinguir dos tipos de fobias ontogénicas y las fobias reaccionales o pos traumáticas.
1/fobias ontogénicas (privación estadío I)
Las fobias ontogénicas, tienen su origen en las condiciones de desarrollo durante el período sensible (3 a 12 semanas). De manera caricaturesca, tres casos pueden producirse que van a fijar la reactividad de un individuo dado frente a un estímulo preciso.
* El estímulo es regularmente encontrado, y las condiciones de este encuentro permiten al animal producir comportamientos de fuga. La reacción (temor) va ir disminuyendo y progresivamente se obtendrá la costumbre. La costumbre permitirá explorar estímulos vecinos y se extenderá de cerca en cerca.
* El estímulo es regularmente encontrado pero las condiciones de este encuentro no le permiten al animal sustraerse al efecto nefasto del estímulo. Este efecto nefasto puede ser la reacción de miedo (fuga imposible) engendrada por el estímulo en sí. Subrayemos en efecto que no es necesario que este estímulo sea nefasto para ser aversivo; siendo desconocido, engendra el miedo, reacción desagradable que es posteriormente asociada al estímulo. La costumbre no tendrá lugar pero en cambio asistiremos a una sensibilización. Como la costumbre, la sensibilización se extiende a los estímulos cercanos.
* El estímulo jamás se encuentra en este período crítico. Será parte de los cosas desconocidas y será entonces definitivamente considerado como peligroso.
Esta presentación teórica es simplista. Retoma sin embargo en parte la teoría de Changeux, según la cual las conexiones neuronales se establecen en función de estimulaciones recibidas durante un período crítico (período de despertar). Se observa que en esta hipótesis, y esto parece verificarse en la práctica, el individuo le teme a todo lo que no conoce. Este temor puede desaparecer durante el período crítico pero acaba siendo definitivo si, durante este período, ninguna experiencia permite la costumbre. La ausencia de estímulo promete entonces un apriori desfavorable.
La posibilidad de fuga aparece también como determinante en el proceso de costumbre. La imposibilidad de sustraerse a un estímulo, transforma al temor en miedo, lo que conlleva una memorización nefasta a la costumbre. El miedo transforma un estímulo cualquiera en estímulo aversivo. Esta memorización es tanto más rápida que los fenómenos que la provocan son intensos. Así fué posible mostrar que los beta-bloqueadores, al disminuir las reacciones emocionales, frenaban la memorización de las experiencias desfavorables. Esta memorización se establece sin duda bajo la forma de conexiones neuronales (las cuales se crean o simplemente se conservan), que están en el origen de las cogniciones.
Se llaman cogniciones, al conjunto de los pensamientos que son espontáneamente asociados a un estímulo dado. Consideramos que estas cogniciones encuentran su origen en lo vivido anteriormente. Algunos piensan así a la miel que ve una abeja cuando que otras imaginan inmediatamente, para el mismo insecto, las posibilidades de schock anafiláctico.
Es frecuente que la fuga sea reemplazada por la elusión.
La elusión es un comportamiento que permite al individuo fóbico no ser confrontado a los estímulos que teme. Este comportamiento es desencadenado por algunos estímulos, reconocidos como anunciadores (¿Influencia dopaminérgica?) del estímulo desencadenador de la fobia. Se crea así una especie de zona tampón que el perro aprende a evitar sin miedo (debido al refuerzo negativo). En esta zona tampón, el enfermo es aún normal y no conoce más que al temor (reacción adrenérgica ligera con posibilidad de fuga).
Se llama refuerzo negativo, el beneficio sacado de un comportamiento que evita al castigo a el proceso aversivo.
En algunos casos, los procesos naturales de elusión van a tomar una característica particular. Sucede con frecuencia que la agresividad permite al perro deshacerse de límites que le impedían sustraerse a los estímulos temidos. Si esta agresividad es reforzada negativamente, es decir si el perro puede, gracias a su comportamiento agresivo, sustraerse a los procesos aversivos, este comportamiento va a reproducirse sistemáticamente. Muy rápidamente, este comportamiento será producido por anticipación (influencia de la dopamina), y habrá formación, como en el comportamiento de elusión, de una zona tampón donde, antes de la emoción, el perro será agresivo. Hablamos entonces de instrumentalización de la conducta agresiva o hiper-agresividad secundaria.
Para terminar, es posible considerar que el hiper-apego secundario que observamos en las fobias es una conducta de huida o de elusión. En este comportamiento, el perro trata de encontrar una protección de tipo materna, cerca de su amo. Esta actitud va a permitirle al perro no afrontar solo, el objeto de su fobia y entonces evitar en parte, el proceso infernal.
2/ fobias pos-traumáticas
Las fobias pos-traumáticas se adquieren después de este período crítico, en ocasión de una experiencia brutal. El fenómeno desencadenante puede ser único, se trata entonces de un fenómeno muy violento (accidente, miedo muy intenso) o puede tratarse como precedentemente de un estímulo repetido en el tiempo. En este segundo caso, para que se establezca una fobia, será necesario que la fuga sea imposible.
Es muy difícil decir si una fobia es pos-traumática o si es simplemente la expresión de una fobia ontogénica hasta aquí desconocida. B. Heude, hace observar que, muy a menudo (80%), los perros que presentan fobias pos-traumáticas son perros que tienen un nivel homeostático sensorial débil.
Los principios de desarrollo y de evolución de estos dos tipos de fobias son idénticas.
3/el papel del amo
Puede ser determinante. Numerosos perros son adquiridos antes de finalizar el período crítico. Es necesario que el propietario permita a su perro realizar experiencias positivas, en situaciones abiertas. Temores de cualquier naturaleza, que pertenecen esta vez al amo, van a favorecer situaciones cerradas (con cadena) por una parte y el aislamiento por otra. Los jóvenes cachorros serán en muchas ocasiones sobreprotegidos, mantenidos al margen de la gente y de otros perros los cuales no podrá explorar más que bajo el control de su amo. En otras ocasiones, el aislamiento es completo hasta finalizar el período crítico el cual corresponde al final de las primo-vacunaciones. Estas experiencias rústicas o insuficientes, impiden la costumbre normal al medio y favorecen el desarrollo de fobias múltiples.
Es frecuente también que los amos favorezcan la emergencia de hiper-agresividad secundaria, reforzando positivamente con sus caricias, los comportamientos de autoprotección que el perro desarrolla antes estímulos desconocidos. Asistimos, muy a menudo, a estos comportamientos agresivos instrumentales, en las fobias sociales (miedo hacia las personas). El perro que ladra para hacer que su "agresor" huya, lo hace ya que no puede huir el mismo. El amo que quiere sobretodo hacerlo callar, trata de calmarlo acariciándolo, lo que el perro percibe como una incitación (refuerzo positivo). Sucede lo mismo cuando el amo acaricia a su animal que rechaza acercarse a tal o cual otro objeto del cual tiene miedo . La actitud del amo es, aquí también, un factor de agravación. Además, favorece el hiper-apego secundario.
El amo también va influir la evolución fóbica aceptando los comportamientos de elusión. Numerosos propietarios consideran en efecto el miedo fóbico como un estado inmutable. Hablan de su perro diciendo: "es miedoso", como dirían: "es grande" o "es pequeño". Los inconvenientes que resultan de comportamientos fóbicos (vómito, diarrea, temblores…) por una parte, y la imposibilidad de cambiar las cosas por otra, incitan al propietario a no forzar al perro y favorecer la elusión.
4/influencia materna
Para terminar, ya que queda claro que la fobia resulta de un aprendizaje, es posible que la madre pueda enseñar sus fobias a su descendencia. Este aprendizaje comienza probablemente in útero, con la percepción de los primeros estímulos que son acompañados de producciones adrenérgicas maternas, las cuales hacen vivir al feto, las emociones maternales. El feto asocia entonces probablemente, antes de nacer, estímulos y emociones. Después, los comportamientos de elusión pueden ser copiados sobre los de la madre y la fobia puede instalarse muy fácilmente, al mimar un comportamiento genéticamente adquirido.
5/neurotransmisores
La reacción de miedo es fisiológica. La imposibilidad de fugarse va a permitir su amplificación (auto-amplificación) y es probablemente a causa de esta intensidad que hay memorización o por lo menos sensibilización. Esta reacción de miedo esta bajo el control predominante de la adrenalina. En las fases iniciales de la fobia, aún llamadas estadío uno, la reacción adrenérgica normal y de adaptación se encuentra amplificada.
La sobreestimación del sistema adrenérgico y el fenómeno de sensibilización conllevan sin duda a la puesta en operación del sistema dopaminérgico y se asiste en segundo lugar a la anticipación emocional. Esta anticipación va a permitir una extensión del comportamiento fóbico en situaciones vecinas del estímulo inicialmente desencadenador. Es el famoso fenómeno de generalización. Se habla entonces de estadío dos de la fobia. Esta extensión se establece como un contagio de cercanía. El sistema dopaminérgico es responsable de esta anticipación emocional. Unicamente las posibilidades de elusión pueden estabilizar esta evolución.
El comportamiento de elusión., cuando se sistematiza., es característico de la transición entre una fobia simple y una fobia en vía de generalización.
Sin esta posibilidad de fuga y elusión, la fobia se generaliza hasta la ansiedad.
Estudio clínico
Como lo hemos descrito en la patogenia, es posible distinguir tres estadíos en las fobias
1/Estadío 1: Fobia simple
La fobia es llamada simple si el suceso desencadenador puede relativamente aislarse. Esta definición no corresponde únicamente a una clasificación artificial pero también a una realidad biológica. Si el desencadenador puede identificarse, el perro puede aún evitarlo y escaparse. En estas condiciones la reacción sigue siendo a dominancia adrenérgica. Se observan clásicamente temblores, con midriasis y vacío de los sacos anales. En este estadío, los controles están aún parcialmente presentes y se pueden observar cortas fases de exploración del objeto desencadenador.
2/Estadío 2, Fobia compleja
Aquí, los sucesos capaces de provocar el comportamiento fóbico son más numerosos. Estos estímulos están más o menos asociados al estímulo inicial. El animal está sobretodo en la búsqueda de la elusión y de la fuga. Las manifestaciones orgánicas son muy a menudo espectaculares. Algunos perros serán claro más expresivos que otros pero es frecuente observar trastornos digestivos (vómito y diarrea) y salivación. Los controles de la motricidad más o menos desaparecen (hipermotricidad, agitación, destrucción). La hipervigilancia es muy clara. Existe incluso una hipersensibilidad que cobija las respuestas agresivas. El animal va a usar todos los medios (elusión, fuga, agresividad) para escapar de los procesos desencadenadores. En este estadío con frecuencia algunos perros desarrollan un apego patológico hacia sus amos. Este apego se manifiesta de manera discontinua y puede implicar a varias personas. Si ningún mecanismo de protección resulta ser eficaz, el estadío 3 aparece rápidamente.
3/Estadío 3, preansiedad
Este estadío "teórico" no es más que un tránsito encontrado muy raramente en clínica. Se trata del apogeo del estadío precedente. La generalización está al máximo y el animal es estimulado por todas partes. Esta hiperestimulación vuelve imposible cualquier intento de fuga y la ansiedad se instala rápidamente. Se presenta para todo el mundo como un verdadero descanso.
La clínica de las fobias será también muy distinta según la naturaleza de sus elementos desencadenadores. En efecto, un buen número de nuestros animales de compañía tienen fobias que todo el mundo ignora ya que su marco de vida les permite eludirlas permanentemente. Se podrá hablar de fobias latentes pero, no estamos seguros sobre este plano el que no seamos todos portadores de una fobia latente. Estas fobias inexpresadas no son solamente potenciales pero pueden existir realmente. En el hombre, existen individuos que construyen su existencia en función de la elusión (personalidad huidiza). Tales situaciones existen en el perro y con mayor facilidad ya que sus amos los ayudan a evitar las zonas de conflicto. No es raro oír hablar de perros que jamás salen (a excepción de su jardín) ya que no les gustan, tienen miedo.
P. Pageat subraya en su libro, la diferencia en la evolución de una fobia por arma de fuego en un perro citadino y un perro de cacería que vive en el campo. El contexto vital es determinante para facilitar la elusión que condiciona la evolución.
Es así como cambios de situación social o profesional de los amos, pueden dar la impresión de desencadenar los comportamientos fóbicos.
Diagnóstico
El diagnóstico de la fobia es doble. Hay que determinar el estadío de evolución y evidenciar el o los elementos desencadenadores si ello es aún posible. Muy a menudo, este diagnóstico recurre a descripciones, en función de recuerdos, hechas por el propietario. El veterinario deberá reconocer los elementos que le interesan si no quiere perderse en narraciones fantásticas.
Varios puntos precisos deben identificarse:
* fecha en que aparecieron los trastornos
* frecuencia de los trastornos
* condiciones del desarrollo sicomotor (período crítico)
* "reacciones adrenérgicas"
* reacciones dopaminérgicas
* inhibición, ver actividades de sustitución ("reacciones serotoninérgicas")
* existe un cambio que motiva la consulta
* probabilidad de elusión
* presencia de agresividad
* hiperafecto secundario
Estas tres series de preguntas van a permitir cernir si la causa desencadenante de la fobia es conocida o poco conocida, en que estadío evolutivo estamos y para terminar cuales son los elementos favorables o desfavorables del pronóstico.
Durante el intercambio con el propietario, el clínico debe vigilar la concordancia de las motivaciones. En efecto, sin la cooperación activa del propietario ninguna curación es realmente factible.
Tomemos por ejemplo, el caso de un perro afectado bruscamente, o más bien que revela bruscamente una fobia a los carros en ocasión de un cambio de domicilio. El motivo de consulta es: "el perro no guarda limpieza desde que nos hemos mudado". El veterinario se encuentra ante una fobia de carros pero el propietario no está motivado. El paseo no le concierne. Es importante que la concordancia de las motivaciones sea establecida lo más fielmente posible y de manera prioritaria. Es necesario por ejemplo, o que el veterinario encuentre un medio para que el perro sea aseado otra vez sin curar la fobia por los carros., o que explique al propietario, la necesidad de un tratamiento contra la fobia.
Diagnóstico diferencial
En el estadío de fobia simple, el diagnóstico es relativamente seguro. Algunas afecciones pueden mimar fobias, en particular las fobias sociales:
* Seudofobia de aparición brutal en las sociopatías. Se trata de hecho de manifestaciones de hipervigilancia.
* Fase inicial de la depresión de involución con hipotiroidia.
* Seudofobia social (miedo a las gentes) en los cachorros jóvenes que padecen de trastornos del crecimiento con dolores crónicos. Debe observarse que estas afecciones pueden evolucionar hacia fobias reales si ocurren durante el período crítico.
* Reacción álgica en el perro viejo.
En estadíos evolucionados, el diagnóstico es en muchas ocasiones delicado. La posibilidad de desencadenar el comportamiento va a ser determinante para establecer el diagnóstico. Se requerirá no obstante pensar en una eventual fobia como causa de cualquier patología de ansiedad. Igualmente, una hiperagresividad secundaria puede encontrar su causa, lo hemos visto en una fobia.
Un hiper-apego secundario resulta muy a menudo de la generalización de una fobia.
Tratamiento
El tratamiento depende claro del estadío de la enfermedad. Un buen conocimiento de la patogenia va a permitir comprender con facilidad las distintas etapas del tratamiento.
1/lLa quimioterapia
Según el estado reaccional, trataremos de normalizar el funcionamiento del sistema neurotransmisor, el más perturbado en apariencia.
Así en el estadío 1, trataremos de bloquear los fenómenos de miedo que conllevan y desencadenan la reacción en cadena. Los beta bloqueadores están perfectamente indicados. Son los medicamentos de elección. En la práctica emplearemos el propanolol (AVLOCARDYL). Empleado a tiempo, este medicamento es verdaderamente capaz de impedir el desarrollo de esta afección.
Los otros anxiolíticos, en particular la trioxazina (RELAZINE) van a mejorar considerablemente el comportamiento del animal. Los propietarios estarán más satisfechos con esta molécula que con la precedente, pero como ha sido observado en el humano, el empleo de anxiolíticos no beta-bloqueadores no facilita la curación salvo si una terapia activa es emprendida. Esta molécula debe reservarse para acciones puntuales sin la intención de curar (fobia del carro, fobia de las tormentas) o en complemento de una terapia que se prevé fácil y rápida.
En el estadío de generalización, el sistema dopaminérgico es el más perturbado. El empleo de neurolépticos esta particularmente indicado pero hay que respetar las contraindicaciones. La primera contraindicación es la agresividad y este elemento es primordial. El empleo de neurolépticos puede en efecto provocar una deshinibición o un estado de confusión en el origen de los episodios de agresividad. Con el objeto de actuar sobre los componentes dopaminérgicos se preferirá a la selegiline a dosis de 0.5 mg/kg. en una sola toma, de mañana.
En este estadío los normotímicos son los más eficaces. La carbamazepina en forma larga acción, deprovista de efecto deshinibidor, es particularmente apreciada en caso de hiper-agresividad secundaria.
En los últimos estadíos donde la inhibición hace su aparición, el empleo de antidepresivos está indicada. La clomipramina tiene un lugar muy particular debido a su actividad alfa adrenérgica suplementaria. Para aumentar la impresión de rapidez en la mejora, la trioxazina puede serle asociada.
Muy a menudo, el tratamiento medicamentoso deberá seguir la evolución de la enfermedad. Será necesario guardar contacto para poder adaptar el tratamiento en función de los progresos realizados por el perro.
El empleo de propanolol de manera intermitente resulta, en muchas ocasiones, definitivamente necesario.
Terapia comportamental
Es esencial para curar una fobia. El principio consiste en llevar al animal a acercarse al objeto fobogeno, sin desencadenar reacciones de miedo. Esta aproximación debe por principio de cuentas permitir una desensiblización y progresivamente una costumbre.
Para obtener la desensiblización, es necesario practicar con suavidad. El estímulo debe estar presente a baja intensidad dejando posibilidades de fuga o por lo menos de elusión.
Es necesario interrumpir el contacto tan pronto como se presenten los primeros signos de miedo. El handicap a evitar es la impaciencia. Una fobia instalada resulta muy a menudo de un largo aprendizaje y el tiempo necesario para curar será proporcional. Progresivamente, el estímulo llegará a una intensidad normal. Será repetido hasta que se presente la costumbre.
En algunos casos, el contra-condicionamiento es muy útil. Se trata de asociar un estímulo agradable (juego de comida) al estímulo fóbico. Es en mi opinión una buena manera para obtener la participación de los propietarios pero existe el peligro de generalización de la fobia al estímulo asociado. Nos encontramos entonces con un perro que ya no quiere nada, ni juego ni amo y el estadío empeora. Los amos deben ser prevenidos sobre este riesgo y ser invitados a ser muy progresivos.
Los amos son muy a menudo bien intencionados pero torpes. Una demostración, de la actitud a adoptar es muy a menudo útil. Es importante insistir sobre el lado teatral de la actitud a adoptar. Con frecuencia, mientras que el perro duda, sus amos se paran y tratan de darle confianza. Un estallido de risas y un andar seguro ver con saltos serán más eficaces y tendrá mayor poder de comunicación. Esta actitud no es siempre fácil de obtener de parte de los propietarios.
El propietario debe también saber dejar de reforzar mediante sus caricias los comportamientos nefastos de su perro.
Para terminar, las técnicas de inmersión, que consisten en que el animal "padezca" el estímulo de manera repetida hasta que el animal, encadenado, no reaccione más, deben proscribirse. Se trata de un método bárbaro y que puede conducir a un anonadamiento. Los animales son entonces difícilmente sujetos de curación.
Prevención
La mayoría de nuestros clientes adquieren a sus cachorros en pleno período sensible. Es posible explicarles la importancia de las primeras experiencias durante las visitas vacunales. Este discurso será tanto más útil que el medio de donde viene es pobre en estímulos (aislamiento y tranquilidad). El amo será entonces sensibilizado al problema y se responsabilizará. En caso de iniciar una fobia, consultará rápidamente y el tratamiento será tanto más eficaz.
BIBLIOGRAFIA
PAGEAT P. 1995. Pathologie du comportement du chien. Editions du Point Vétérinaire.
ANDRE CH., LEGERON P. 1995. La peur des autres. Editions O. Jacob.
Heude B. 1995. Les phobies. VétoAlp Verbier.