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Etología

Curso del GECAF: Trastornos comportamentales de origen alimenticio en el gato

INTRODUCCIÓN

El comportamiento alimenticio del gato es bien conocido por su vulnerabilidad en situación de estrés, todos los veterinarios saben cuanto las anorexias son frecuentes y severas en esta especie. Sin embargo no podemos limitar el estudio de los trastornos de las conductas alimenticias a este único registro. Como para las demás especies, el comportamiento alimenticio puede ser alterado o en hiper, o en hipo, pero también puede sufrir de distorsiones por la elección de soportes alimenticios.

No se trata de entidades nosológicas, pero de síntomas de importancia variable observados en numerosas entidades clínicas que han hecho ya el objeto de una descripción en otros capítulos, por esta razón no nos interesaremos en ellos.

Las entidades clínicas que nos interesan aquí reconocen un origen alimenticio. Esto significa que han sido totalmente o parcialmente inducidas mediante un desorden o del alimento en sí, o su distribución o aún más su tratamiento por el tubo digestivo.

TRASTORNOS COMPORTAMENTALES LIGADOS A LAS INSUFICIENCIAS DE APORTE

PROTIDICO

Dos tipos de trastornos comportamentales pueden ser observados en función de la edad del gato en el momento en que ocurre la carencia proteíca.

Trastorno de la adquisición del control esfincteriano:

Esta situación tiene que ver con gatitos en situación de carencia protídica alrededor de las 4-5 semanas de edad. Generalmente, la carencia resulta o del estado de miseria fisiológica de la madre al final de la lactancia, o de trastornos digestivos en los gatitos, asociando inflamación del intestino delgado y fuerte carga parasitaria.

Se observa entonces un comportamiento de eliminación perturbado en permanencia. Que haya diarrea o no. Los animales presentan secuencias de eliminación no estructurada en las cuales no se nota ni tendencia a la selección de un lugar preciso, ni intento de esconder las excretas. Resulta de ello un desaseo rebelde a las medidas educativas.

Es asociada a un retraso global del desarrollo sensori-motor con en particular dificultad para correr, escalar,  saltar. El caminar adulto no está adquirido sino a los 3 meses.

Este primer elemento obliga al clínico a evocar un diagnóstico diferencial de alcance cerebeloso congénito por el virus de la panleucopenia.

Incluso, el control de la mordida  y de las garras es inexistente.

Cuando hay diagnóstico precoz (antes de los 3 5-4 meses) la recuperación después de restitución de aportes correctos, es total. En cambio, más allá de esta edad. El pronóstico acaba siendo sombrío debido a la persistencia de secuelas sensori-motoras y la ausencia más o menos total de control. Estos gatos son mordedores y esta situación sin contestación está en el origen de una parte del "síndrome del gato acariciado-mordedor" descrito por J. Dehasse.

Una fuerte tendencia a la bulimia existe en estos gatos. Este cuadro puede asociar "wool-sucking".

El tratamiento, además de la corrección de la carencia en proteínas en los gatitos, descansa esencialmente en el uso de la selegiline a dosis de 1 mg/kg. en una toma en la mañana, asociada a terapias que tiendan a establecer las competencias sensori-motoras y sociales desfallecientes. El juego será el vector principal de este tratamiento que exige una muy fuerte motivación de los propietarios en diagnóstico tardío.

Trastornos ansiosos asociados a la insuficiencia de aporte protídico:

Estos cuadros clínicos conciernen a adultos hasta la edad de 10 años.

Se puede considerar que se trata de una afección iatrogena en la medida en que la causa más clásica es la prescripción errónea de alimentos hipoprotídicos. Es entonces un síndrome de aparición reciente cuyo aumento de frecuencia está ligado a la generalización en el empleo de alimentos a objetivos dietéticos.

En la inmensa mayoría de los casos, los animales tienen de 1.5 a 5 años. Presentan un cuadro clínico de ansiedad  permanente de aparición brutal. El lamido, el wool-sucking y el pica son manifestaciones mayores de su cuadro clínico, en asociación con una fuerte disminución de la actividad exploratoria fuera de las fases de búsqueda de comida.

Algunos casos de bulimia con vocalizaciones excesivas pueden ser observados.

El análisis de los conmemorativos revela un diagnóstico de insuficiencia renal con prescripción de una dieta hipoproteíca en los 7 a 10 días que preceden la aparición de los primeros signos de ansiedad. La lectura de los resultados del análisis de bioquímica sanguínea y del análisis de orina confirman el carácter erróneo del diagnóstico de I.R. Muy a menudo, este descansa sobre la consideración de normas fisiológicas humanas en particular más bajas que las del gato o aún más del solo empleo de la tasa de urea.

Comúnmente esta exploración surgió durante un episodio de anorexia durante el cual pareció que el gato bebió mucho.. No se tomo en cuenta la influencia de la anulación de la ingesta para explicar esta alza moderada del consumo de agua. La prescripción del alimento dietético interviene entonces sobre un animal en estado fisiológico satisfactorio. Parece ser que constituye entonces un factor de estrés más marcado aún cuando la dieta es severamente respetada.

El pronóstico es generalmente bueno, en la medida en que los propietarios tienen tendencia a consultar muy precozmente.

El tratamiento descansa esencialmente sobre un retorno progresivo a una alimentación normal mezclándolo al alimento dietético. En algunos casos, en particular en los sujetos jóvenes, tal vez sea necesario tratar el trastorno de ansiedad inducido. La feromonoterapia es muy a menudo suficiente, pero puede resultar necesario moderar la ingestión de objetos o tejidos empleando fluoxetine a dosis de 0.5 a 1 mg/kg.

TRASTORNOS COMPORTAMENTALES ASOCIADOS A UN MODO DE ADMINISTRACION ALIMENTICIA INADAPTADA

Es de lejos el grupo más anodino en la clínica.

El gato ha sido considerado por mucho tiempo como un "perro pequeño" y este concepto está aún fuertemente presente en el espíritu de la gente cuando se trata de nutrir a su compañero. Resulta una fuerte tendencia, reforzada por la preocupación de simplificar las coerciones diarias, administrar la ración alimenticia en dos tantos. Esta manera de proceder es incompatible con los hábitos alimenticios del gato. Además de su probable influencia sobre los riesgos de desarrollo de una urolitiasis, estas prácticas están en el origen de molestas modificaciones comportamentales.

El síndrome del tigre:

Atrás de esta denominación, vamos a describir uno de los cuadros clínicos más clásicos en la especie felina.

Los propietarios reportan la aparición diaria de conductas agresivas de las cuales son las víctimas. Estas conductas deben verse bajo dos aspectos. Muy a menudo, el gato se coloca vigilante atrás de un mueble o cualquier otro objeto, cerca de un pasaje de los propietarios (corredor, vestíbulo…). En el momento en que alguien pasa, el gato realiza un salto, agarra la pantorrilla con sus garras, primero lacera y después muerde en varias ocasiones. Los intentos de retirarse de la víctima provocan primero un recrudecimiento de la agresividad y la fuga. Estas agresiones tienen lugar al llegar la noche, pero se observan también durante el día y, aún más temidas, en la noche. En este último caso, son las partes del cuerpo de los propietarios susceptibles de moverse durante el sueño, las que serán atacadas (cabeza, manos, pies).

Las demás agresiones ocurren durante la preparación de la ración del gato. En este caso, el gato se coloca cerca de su plato, su actitud es de amenaza, regaña y ataca las manos que se agitan arriba del plato lanzando golpes con sus garras al descubierto.

Habremos reconocido agresiones de predación y por otra parte agresiones por irritación. Las primeras son con mucho las más frecuentes, las segundas aparecen al cabo de varios meses de evolución del problema.

El pronóstico es bueno pero es necesario precisar que el clínico puede estar confrontado a situaciones de miedo con pánico por parte de los propietarios que han padecido agresiones nocturnas sobre el rostro. En este caso, convendrá tomar las máximas precauciones con el objeto de crear un clima tranquilizador.

El tratamiento descansa principalmente sobre el cambio a una alimentación seca a libre voluntad. Es necesario avisar a los propietarios de la aparición de un sobreconsumo durante los primeros 2 y hasta tercer días. Esta concluye generalmente con regurgitaciones que no deben anular el protocolo alimenticio. Se asiste rápidamente a una regulación del consumo y a una desaparición de estas pequeñas molestias.

Puede ser necesario modular la hipervigilancia y la tendencia a la bulimia de algunos gatos. La fluoxetine y la clomipramina serán entonces útiles por 3 y hasta 6 semanas.

Para terminar, el juego es un precioso agente para reorientar la predación. Se dispondrá entonces de móviles en distintos lugares y se preconizará también el desencadenamiento de juegos de pelota (o cualquier otro objeto móvil) a iniciativa de los amos. Esto tendrá también por efecto reanudar las relaciones entre el gato y sus propietarios traumatizados.

Autor:  Patrick Pageat d.m.v.ès sc. nat.

Traducción: MVZ Stéphane Meder V.