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Los perros pueden oler el cáncer

Un entrenamiento de siete semanas puede convertir a un grupo de perros de distintas razas y edades en un arma contra el cáncer. Un nuevo estudio, publicado en la última edición del ‘British Medical Journal’,

demuestra que los caninos son capaces de oler el cáncer de vejiga en la orina de una persona afectada por esta enfermedad.La posibilidad de que los perros puedan olfatear el cáncer se planteó por primera vez hace sólo cinco años en una breve carta publicada en ‘The Lancet’. Era un caso sorprendente: una mujer de 44 años se presentó en una clínica de Londres con un lunar mínimo en el brazo al que no había concecido ninguna importancia.Su perro, sin embargo, lo olfateaba constantemente y decidió acudir al médico. Le diagnosticaron cáncer de piel en su fase inicial de desarrollo.En septiembre de 2001 la misma publicación recogió otros dos casos similares.El primero correspondía a una mujer con un lunar en la pierna cuyo perro perseguía e incluso había intentado morder. Los médicos le diagnosticaron un melanoma. El segundo caso era de un hombre de 66 años que desde hacía dos años tenía un! labrador que se empeñaba en olisquear un pequeño eccema del muslo. El diagnóstico fue carcinoma de células basales.


“Los perros podían oler las lesiones a través de la ropa y no mostraron más interés en ellas una vez que se extirparon”, afirmaron los investigadores.El tercer capítulo de la historia es la nueva investigación que publica el ‘BMJ’, realizada con el propósito de pasar de la anécdota a la ciencia. ¿Puede un perro cuidadosamente entrenado oler el cáncer? Según el estudio, sí.Durante casi dos meses, seis caninos de distintas razas y edades fueron entrenados para que pudieran distinguir una muestra de orina de una persona con cáncer de vejiga entre otras seis procedentes de una persona sana o con una enfermedad tumoral no urológica. Las perspectivas iniciales de éxito eran del 14%, es decir, de un acierto por cada siete intentos.”Cogidos como un único grupo, los perros seleccionaron la muestra de orina de pacientes con cáncer d! e vejiga en 22 de 54 ocasiones”, afirman los autores del estudio, diri gido por Carolyn M. Willis, del Departamento de Dermatología de Amershan (Reino Unido). “Esto supone una tasa media de éxito del 41%”, añaden.En la investigación se utilizaron muestras de orina de 23 hombres, de edades comprendidas entre 48 y 90 años, y de 13 mujeres del mismo grupo de edad, todos con un diagnóstico de cáncer de vejiga nuevo o recurrente. Los investigadores usaron 27 de ellas para el entrenamiento de los animales y las nueve restantes para los experimentos.Como referencia se utilizaron 108 muestras de orina procedentes de personas sanas (54 hombres y otras tantas mujeres) o con cualquier enfermedad excepto cualquier tipo de carcinoma urológico.De acuerdo con la investigación, los perros entrenados con muestras líquidas de orina lo hicieron significativamente mejor que los que olfatearon muestras secas, lo que refuerza la hipótesis de que las moléculas orgánicas volátiles del tumor presentes en la muestra podrían ser la causa de que los perros puedan diferenc! iarlas.”Nuestro estudio ofrece la primera evidencia experimental que muestra que los perros pueden detectar un cáncer mediante el olfato con más éxito que el que se podría esperar por azar”, concluyen los investigadores, que piden nuevas investigaciones en un campo cuyo cuya utilidad en la práctica clínica diaria de momento se ignora.”El hallazgo más fascinante fue el paciente control [sin diagnóstico de cáncer de vejiga] utilizado durante la fase de entrenamiento cuya muestra era identificada de forma constante por los perros”, afirma T. J. Cole, profesor de estadística médica del Instituto de Salud Infantil de Londres, en un comentario sobre el estudio, que califica como “sencillo y elegante”.”A pesar del hecho que el paciente tuvo resultados negativos en una citoscopia y en una ultrasonografía, el especialista estaba suficientemente impresionado con la actuación de los perros que hizo una nueva prueba al paciente y encontró un carcinoma de riñón”, concluye Cole.




Fuente: El Mundo