La pediculosis canina es una parasitosis causada por diferentes especies de piojos, clínicamente se caracteriza por alopecia, prurito (picazón) y costras epidérmicas.
Esta infestación es causada por piojos chupadores (Linognathus setosus) o mordedores (Trichodectes canis) en perros y Felicola subrostratus en gatos específicos del huésped.
Es poco común en perros y gatos, con la mayor incidencia reportada en animales jóvenes, en estado de abandono y desnutridos.
Estos parásitos tienen mayor actividad invernal y prefieren los animales con mayor densidad de pelo.
En la bibliografía se considera que la especie más importante en el canino es Trichodectes canis
Esta parasitosis es más común donde hay grandes poblaciones de perros o gatos, generalmente, afecta a animales jóvenes que provienen de criaderos o lugares donde hay muchos animales.
Los huevos de piojo (liendres) pueden encontrarse adherido a la base de los pelos.
El paso de un perro a otro se produce por contacto directo o a través de peines, cepillos, etc.
La sintomatología varía de acuerdo al grado de infección. Generalmente suelen incluir inquietud y prurito, con seborrea secundaria, alopecia o escoriaciones. Pueden presentarse pelos enmarañados, pequeñas pápulas y costras y, en infestaciones graves, anemia y debilitamiento.
El diagnóstico se realiza con un atento examen del pelaje y de la piel que, permite establecer la presencia de piojos.
El tratamiento incluye baños de inmersión o la aplicación sobre el dorso del animal de una pipeta de acción prolongada con excelentes resultados. En los casos de infección grave, tricotomía e irrigación o baños con líquidos parasiticidas.
La prevención se realiza en forma periódica con desinfección de cepillos, peines, perreras, boxes, etc.