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Historia de la Veterinaria

La medicina veterinaria en san juan

LA MEDICINA VETERINARIA EN SAN JUAN EN 1871

Con el presente damos inicio a una serie de artículos destinados a transcribir documentos históricos desconocidos o inéditos, que han de servir como fuentes a la investigación historiográfica.

Cumplimos así con el principio enunciado por el destacado historiador francés H. Marrou, quien sostuvo que la Historia "se hace con documentos"; todo lo demás es mera repetición que, si bien cumple con la importante misión de difundir los conocimientos, nada tiene que ver con la labor historiográfica. La Historia de la Veterinaria requiere de una tarea interdisciplinaria en la que participen activamente diversos especialistas; es por esta razón que desde hoy pondremos a disposición de todos ellos las fuentes documentales, esperando que del debate de ideas surja una adecuada interpretación de los textos.

El primero que nos ocupa tiene que ver con la Exposición Nacional de Córdoba inaugurada en octubre de 1871 en la ciudad homónima. Se reunieron para la ocasión 2.671 expositores de todo el país con 11.704 objetos. En conmemoración de tan grato fasto se publicó un "Boletín Oficial de la Exposición Nacional de Córdoba en 1871", cuyo volumen 5ª -editado en 1872 en Buenos Aires por la Imprenta de Tipos a Vapor- se dedicó a la provincia de San Juan. Fue escrito por Rafael S. Igarzabal y en sus páginas 223 a 225 se describen las enfermedades de los animales de la provincia. El siguiente es el texto completo del breve artículo:

"No hace muchos años hasta los cuales la provincia estaba exenta de enfermedades en los animales, sobre todo de las epizoóticas que son tan destructoras. El más grave de estos males se ha presentado en 1870 por primera vez; es la fiebre aftosa o mal de patas que después de azotar al ganado en el Litoral Argentino se presentó aquí en noviembre en los potreros de alfalfa, enfermando hasta de a 80 animales diarios en cada invernada de 400 a 500 bueyes. En casi todos los departamentos rurales ha dado a la vez, pero felizmente de un modo tan benigno que mediante una activa atención y eficaz cura se han salvado miles de vacunos enfermos sin que perezca ninguno, debiendo advertirse que es ya un hecho reconocido que después de este mal los ganados quedan en disposición de engordar con mucha facilidad y prontitud. La enfermedad en el ganado vacuno que es una verdadera calamidad para el País, en algunas ocasiones, es la del grano que da generalmente en el verano y parece que tiene por principal causa la evaporación del suelo. Este mal es mortal y arrebata la vida casi siempre a 8, 10 u 11 animales diarios en cada invernada de 400 a 500 bueyes. Ha habido invernada que ha perdido alguna vez hasta 200 en pocos días, pero esto es una excepción porque generalmente se disminuye el desastre mudando el ganado de un potrero a otro o mejor a un distrito o departamento diferente. Esta enfermedad es muy contagiosa.

La mancha es otra enfermedad mucho menos contagiosa que la anterior, pero igualmente mortífera. Da a pocos animales al año, pero casi es incurable. La empanzadura y el gusano en la cabeza son otros males más que sufre el ganado vacuno, pero ni son contagiosos ni se presentan frecuentemente, sino una vez que otra al año, fuera de que siempre son curables cuando se atiende a tiempo.

Todo cuanto hemos dicho sobre las enfermedades que sufre el ganado vacuno, es aplicable al lanar que las experimenta del mismo modo, aunque con alguna benignidad y con menos pérdidas.

El ganado caballar en 1870 sufrió también en parte la fiebre aftosa, pero con menos fuerza que el vacuno. Las enfermedades que aquel experimenta más, son: la sarna que le pela y lastima el hocico y las patas, casi siempre curable y no contagiosa, el mal de pierna con el cual se cae el animal y se muere si no se le quema con un fierro las partes afectadas; la diabetes, enfermedad que se cura agitando al caballo, por medio de galopes dados oportunamente con otros remedios; y finalmente el torozon que tiene por causa el excesivo alimento sin el poder de dirijirle [sic].

Toda cuanta enfermedad experimenta el caballo ataca a las mulas, y algo menos a los burros, pero debe tenerse presente que los desastres de cualquier mal, si son algo notables en el ganado vacuno, en el caballar con casi insignificantes como así mismo que en este las enfermedades no son contagiosas.

Las aves sufren la pepita en la primavera y la viruela y el moquillo en el verano, pero no en una proporción que llame mucho la atención.

Las cabras no experimentan jamás ningún mal. Es indudable que el clima de las estancias o parte montañosa de la Provincia contribuye a ello; pero debe tenerse presente que a falta de enfermedades hay en los campos de pastoreo otro azote tal vez peor como es la seca que cuando llega a tener lugar es muy fatal a los estancieros.

Debe notarse que las enfermedades en los ganados vacuno, lanar, caballar y mular, así como en las aves tienen lugar generalmente en verano, a excepción de la mancha y el gusano que dan en todo tiempo.

Estos datos no deben alarmar en manera alguna a quien no conoce la provincia; las enfermedades son tan benignas, y dan a tan corto número de animales, que es rarísimo el ver cada tres o cuatro años pérdidas en los negocios por causa de dichas enfermedades. Es lo más natural el oír que se han muerto dos o tres vacunos de la mancha, u ocho o diez del grano en un número considerables de animales que no puede perjudicar esta pérdida. En general, estableciendo comparaciones, debe reconocerse que para toda clase de ganados no hay punto de comparación entre el clima del litoral argentino, y el de la provincia de San Juan, en donde realmente no hay excesivas secas en el Valle Fértil y Lagunas que son los puntos donde hay más estancias, ni tampoco en los pastoreos de alfalfa las desastrosas enfermedades que se experimentan en otras provincias en algunos años".

Publicado en Boletín de la Asociación Argentina de Historia de la Veterinaria, año I, número 2, julio de 1998, ps. 2-3.

Autor:

Osvaldo Antonio Pérez

Médico Veterinario, UBA
Licenciado en Historia, USAL
Profesor de Historia, USAL
oaperez@sinectis.com.ar
Asociación Argentina de Historia de la Veterinaria

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