Introducción
La parálisis laríngea es un trastorno en el que los nervios que controlan los músculos y cartílagos que abren y cierran la laringe (la caja de vocalización) no funcionan correctamente, provocando cambios en la voz y dificultad para ingerir o respirar.
La laringe se encuentra en la parte posterior de la garganta. El aire pasa desde la boca o la nariz a través de la laringe y hacia la tráquea.
Normalmente, los cartílagos laríngeos (también conocidos como cartílagos aritenoides) se abren durante la respiración.
En la parálisis laríngea, estos cartílagos no se abren y cierran correctamente, dificultando que el animal pueda aspirar aire con normalidad.
Patogénesis
La parálisis laríngea ocurre con mayor frecuencia en perros adultos de razas grandes, como Labrador Retrievers, Golden Retrievers, San Bernardo y Huskies siberianos.
Por lo general, la laringe es normal al nacer, pero con el tiempo, los nervios y músculos que controlan los cartílagos laríngeos pierden su función. En la mayoría de estos casos, se desconoce la causa de esta afección.
Con menos frecuencia, la parálisis laríngea puede ocurrir como una condición hereditaria en los cachorros. En estos casos, los signos de dificultad para respirar generalmente se verán entre los 2 y 6 meses de edad.
Los cachorros afectados pueden tener dificultad para tragar y respirar, pueden tener arcadas con frecuencia y su ladrido a menudo suena anormal.
Las razas afectadas por una forma hereditaria de parálisis laríngea incluyen el Dálmata, el Bouvier de Flandres, el Husky siberiano y el Bulldog inglés.
La forma hereditaria de parálisis laríngea en los dálmatas suele ser parte de una afección más amplia llamada “complejo de parálisis laríngea-polineuropatía”.
En los casos en que la afección sea congénita (hereditaria), se recomienda que el perro afectado no se utilice para la reproducción.
La parálisis laríngea también puede ser el resultado de daño a los nervios y/o músculos de la laringe debido a una mordedura u otro traumatismo.
En ocasiones, la parálisis laríngea se asocia con hipotiroidismo. La parálisis laríngea es rara en los gatos.
Sintomatología
El primer signo de parálisis laríngea suele ser un cambio en la vocalización: los propietarios pueden informar que el ladrido de su perro suena “ronco”.
Estos animales hacen mucho ruido cuando respiran y pueden tener arcadas o ahogarse cuando comen.
Los síntomas suelen empeorar en climas cálidos y húmedos, durante el ejercicio y en mascotas obesas.
La afección puede llegar a ser tan grave que el animal no pueda respirar lo suficiente: esto puede convertirse en una situación potencialmente mortal.
Diagnóstico
Con el perro bajo una ligera anestesia , el Médico Veterinario examina la laringe. Si un animal tiene parálisis laríngea, los cartílagos laríngeos no se abrirán tanto como deberían cuando el animal inhala.
Tratamiento
En la mayoría de los casos, se necesita cirugía. El tipo de intervención quirúrgica más común para esta afección es un procedimiento llamado “lateralización aritenoidea“, a veces también conocida como operación de “sujeción laríngea”.
Esto implica colocar una o más suturas permanentes para mantener abierto el cartílago aritenoides de modo que pueda circular suficiente aire.
A la mayoría de los perros tienen pronóstico favorable después de esta cirugía, aunque existe un pequeño riesgo de sangrado durante la intervención, aspiración (inhalación) del contenido del estómago durante la terapia quirúrgica o aspiración de comida y agua después de la misma.
Por lo general, la cirugía solo se realiza en un lado, lo que proporciona un mayor flujo de aire con menos riesgo de aspiración.
Fuente imagen: vsahospital.co.nz