Antiguo Egipto, la mujer y el gato
Los egipcios fueron la primera civilización que tuvieron una relación cercana con el gato, como determinan las primeras inscripciones que se remontan al 2130 a. C., durante la XI dinastía.
Ellos notaron la fuerte afinidad entre el gato y la mujer, no es casualidad cuando el gato se convierte en divinidad, hacia el 1575 a. C., representara a la diosa Bastet, con cuerpo de mujer y cabeza de gata, protectora de la casa y la fertilidad.
Bastet, hija de Isis, diosa del sol, de la luna y de la tierra era tan femenina que se la identificaba con trajes largos y elegantes, con provocadores escotes, con hermosos bordados y el cuello adornado con perlas.
Cleopatra se pintaba los ojos imitando las líneas curvas oscuras naturales de los ojos de su gata, seducida ella misma por la fascinación de la mirada felina.
Afinidad entre una mujer y el gato
La lista de afinidad entre una mujer y el gato es amplia, como comunicarse sin palabras con largos silencios y profundas miradas aquello que siente su corazón, los gatos son susceptibles y, como las mujeres les gusta ser cortejados con graduales y delicadas aproximaciones, cada gato es único en su carácter y no hay otro igual de características idénticas, tienen una multiforme personalidad, una clara y explícita, otra misteriosa, inaccesible, voluble.
Todo gato, igual que la mujer puede pasar de la más exquisita amabilidad y gentileza a la más feroz crueldad y agresividad.
Es probable que por todas estas afinidades y otras, que exista una mayor amistad entre el gato y las mujeres, aunque hay excepciones a la regla, existen mujeres que no le gustan, como hombres que tienen buena relación con ellos, pero muchas veces, en el momento de acoger un gato en la familia es la alianza de la mujer con los niños que vence la sospechosa resistencia del marido, aterrado por tener que enfrentarse en la casa con otro universo…. femenino.
“Permanece libre y permanece sólo si quiere…, es el gato quien adopta las personas, que las elige…, como la mujer”, escribe Camilla Cederna.
Sensualidad, seducción, fascinación: atributos del gato como de la mujer, criaturas temibles e inabordables y al mismo tiempo adorables, capaces de impulsos generosos, de lánguidos abandonos, de ardores repentinos, de falsas fugas, de ingenua malicia, de irresistibles caprichos, de celos intensos y de despechos repentinos y sombríos.
Dualidad, misterio y sensualidad: caracteres que alimentan la comparación entre la mujer y gato en la imaginación del hombre.
“Mi gatito”
El gato provisto de cualidades consideradas femeninas (sensualidad, dulzura, intuición, misterio), no aparece forzosamente de la misma manera en el espíritu de las mujeres, al contrario puede reflejar el rostro del marido.
En “Penas del corazón de una gata inglesa“, Honoré de Balzac escribe que ” muchas mujeres, y entre las más graciosas, entre las más aristocráticas, decían siempre: “Mi gatito” a sus maridos, incluso cuando no los… amaban.
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