Esta raza es el resultado de una cruza entre los gatos domésticos salvajes moteados y una de las especies salvajes el Felis bengalensis, el Gato Leopardo del sudeste de Asia, que se produce desde Siberia y Cachemira hasta Bali.
El propósito del criador era conservar el oscuro patrón moteado de su cuerpo y patas; y las bandas negras que le corren sobre la frente. A pesar de la denominación "leopardo", los lunares son sólidos y no como los rosetones abiertos del felino mayor. Los machos procedentes de los primeros apareamientos resultaron estériles, pero luego se cruzó a las hembras con un gato salvaje rojizo de moteado café de un albergue para gatos en Los Ángeles. Híbridos anteriores entre gatos domésticos y salvajes han resultado, generalmente, en gatitos bastantes agresivos difíciles de tener como mascotas, pero los criadores del Bengala afirman que han conseguido retener la gentileza del gato doméstico y a la vez darle la apariencia exótica de un pelaje como el leopardo.
Cuerpo: Largo, pesado y muy musculoso, con patas fuerte y zarpas excepcionalmente grandes; lleva la cola abajo.
Cabeza: Más bien grande en proporción con el cuerpo; algunas veces las ventanillas de la nariz ligeramente bulbosas; orejas pequeñas y redondeadas.
Ojos: Levemente oblícuos y bastante separados; color amarillo.
Pelaje: De una textura más parecida a la del cuerpo que la del gato doméstico común, que hace pensar en el Gato leopardo.
Colores: Leopardo (lunares negros sobre naranja brillante), alazán (café sobre naranja más claro) y mink (negro sobre caoba intenso).