El gato Maine Coon es la primera raza que se desarrolló en Estados Unidos: El nombre proviene por la creencia de los colonizadores de que era el resultado de la cruza de un mapache y un gato, imposible en la naturaleza.
Tene algún parecido con el Gato del Bosque Noruego y tal vez sus orígenes puedan rastrearse hasta un gato que los primeros colonizadores vikingos llevaron a Estados Unidos.
El aspecto fuerte y musculoso del Maine Coon es un recordatorio de su desenvolvimiento como gato de granja de trabajo.
Su pelaje tupido, lanoso, resistente a los rigores climáticos, con la piel cubierta por un lustroso pelaje exterior más abundante, con el que soporta el invierno de Maine, virtualmente se cuida solo.
Esta raza posee una disposición afable y se lo reconoce en una amplia gama de colores y patrones.
El color de los ojos no tiene que hacer juego con el pelaje.
Cuerpo: De mediano a grande, largo, musculoso y de pecho grande; patas sólidas de largo mediano con grandes garras redondas, la cola larga y estrecha hacia la punta.
Cabeza: De largo mediano y un poco menos ancha, hocico cuadrado y mejillas llenas; orejas grandes, puntiagudas, de base ancha y colocadas en alto pero muy separadas, el cuello largo y moderadamente grueso en los machos.
Ojos: Grandes, redondos y muy distantes entre sí, ligeramente oblícuos en abertura y colocación. En verde, oro o cobre; azul o impares con el color blanco.
Pelaje: Tupido y lanoso, de textura sedosa y caída suave.
Colores: Natural, punteado, atigrado y multicolor en blanco, negro, azul, rojo, crema y plata.