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Neumonitis y Neumonía

Neumonitis y Neumonía en el Perro

Introducción

Una  irritación de los pulmones que causa inflamación se conoce como neumonitis.

Si se acumula líquido dentro del  pulmonar y produce una infección , se llama neumonía.

La neumonía puede ocurrir como resultado de una infección bacteriana o viral, aspiración de un líquido hacia el pulmón, un irritante como el humo, o puede ser secundaria a una insuficiencia cardiovascular.

Las infecciones en los pulmones pueden ser causadas por bacterias, virus u hongos. Todo puede llegar a ser de gravedad.

Sintomatología

El síntoma más frecuente y notable de una infección pulmonar es la disnea (dificultad para respirar), especialmente al inhalar.

Las respiraciones serán rápidas y superficiales. El perro tiene dificultades para inspirar suficiente oxígeno a medida que los alvéolos pulmonares  se llenan de líquido, lo que reduce el número de espacios aéreos funcionales.

La lengua, las encías y los labios pueden verse azulados o grises. Esta apariencia azul/gris se denomina cianosis y es un indicador de falta de oxígeno en la sangre.

La temperatura corporal suele ser elevada, a menudo por encima de los 40 °C. Si la congestión pulmonar es causada por una insuficiencia cardíaca, la temperatura puede permanecer dentro de los límites normales (38 a 39 °C).

Pronóstico

Las infecciones pulmonares siempre son de curso grave; sin embargo, con un diagnóstico y tratamiento tempranos, la mayoría de los perros se recuperan con éxito.

En nuestra opinión, las enfermedades fúngicas, como la blastomicosis , suelen ser las más graves. La detección temprana y un diagnóstico preciso son muy importantes.

Se debe confiar en el Médico Veterinario para determinar si la causa de la afección pulmonar está relacionada con el corazón o simplemente es una infección pulmonar primaria .

Tratamiento

Si se sospecha de una patología pulmonar, se debe contactar al Médico  Veterinario de inmediato.

Normalmente se utilizan diversas técnicas diagnósticas, como la radiografía de tórax o la ecografía. Si se sospecha que hay líquido, se puede extraer una muestra de líquido del tórax y analizarla.

Esto ayuda a diferenciar los trastornos fúngicos de otros. Si se sospecha una bacteria, se puede realizar un cultivo y una prueba de sensibilidad para identificar el tipo de bacteria y luego elegir los antibióticos adecuados.

Ocasionalmente se administran diuréticos como Lasix ( furosemida ) para ayudar a eliminar el exceso de líquido de los pulmones.

Bibliografía

Imagen de Hansuan Fabregas en Pixabay