De las tres razas Setter, ésta es, sin lugar a dudas la menos difundida. Sin embargo, el Gordon es un excelente perro de muestra, que se adapta perfectamente a cualquier tipo de terreno, resultando particularmente eficaz tanto en el bosque mas tupido como en los pantanos. Con un carácter especialmente gentil y afectuoso, es un perro de rendimiento seguro, aunque no muy veloz, y se muestra casi siempre como un buen cobrador de la presa abatida además de estar dotado de una gran resistencia a los esfuerzos más duro.
Este perro tomó su nombre del duque Alejandro IV de Gordon, que vivió entre la mitad del siglo XVIII y el primer cuarto del XIX y que se constituyó en un gran criador y apasionado suyo. Los orígenes del Setter negro con manchas fuego son, sin embargo, más antiguas, como lo demuestran algunos dibujo de finales del siglo XVII que muestran a Carlos II con sus perros de caza predilectos. En la construcción de esta raza parece que han contribuido, además del Setter irlandés el Blood Hound.
El Setter Gordon es un perro elegante, aunque de constitución fuerte y poderosa, adecuado para el galope, con el tronco de longitud similar a la alzada a la cruz. La cabeza es de buena longitud (la ideal es equivalente a los 4/10 de la alzada a la cruz), con hocico y cráneo en relación de 1 a 1 y ejes cráneo-faciales perfectamente paralelos. El cuello es enjuto, sin papada, las orejas, colgantes, de forma triangular, planas y bien pegadas a las mejillas. Los ojos tienen el iris de color marrón oscuro.
Altura y peso. Alzada a la machos de 58 a 64 cm.; hembra de 56 a 62 cm., con una tolerancia de 2 cm. en más o en menos. Peso de 22 a 30 kg.
Cabeza. Trufa grande con fosas nasales bien abiertas, negra. Caña nasal recta, de longitud similar a la del cráneo. Labios superiores finos, adherentes al maxilar, cubriendo la mandíbula. Escotadura naso-frontal muy acentuada, pero no brusca. Cráneo de forma esferoidal, más acentuada en la parte superior.
Ojos. Grandes, con párpados bien adheridos al bulbo, de color marrón oscuro. Comisuras palpebrales negras.
Orejas. Colgantes, suaves, de forma triangular, con punta ligeramente redondeada, pegadas a las mejillas, de nacimiento a nivel del arco cigomático.
Cuello. Enjuto, musculoso, carente de papada. con perfil superior arqueado.
Extremidades anteriores. En aplomo normal vistas tanto de frente como de perfil. Hombros largos. Brazos de musculatura bien desarrollada, inclinados. aproximadamente, 30º sobre la horizontal. Antebrazos largos como los brazos. Carpos y metacarpos sobre la línea vertical de los antebrazos.
Cuerpo. Pecho ancho, abierto con musculatura bien desarrollada Tórax convexo, caído hasta más allá de los codos. Costillas bien abarriladas. Cruz elevada sobre la línea dorsal. Línea inferior del tronco, ascendente.
Extremidades posteriores. En correcto aplomo. Muslos musculosos, largos y anchos. Patas un poco más cortas que los muslos. Corvejones sobre la misma línea de las nalgas.
Pies. Ovalados, con dedos bien unidos y arqueados. Plantas duras. Uñas fuertes, curvadas, de color negro.
Cola. De nacimiento alto, gruesa robusta en la base, se va ahusando hacia la punta, de longitud similar a la de las extremidades anteriores a la altura del codo, con fleco típico.
Pelaje. Largo, de 5 a 6 cm, ligeramente ondulado. Color: negro brillante con reflejos azules y mancha rojo-caoba: negro y fuego.
ALMENTACION. Las necesidades alimenticias, como ración de mantenimiento, para este Setter están comprendidas, según el peso y el sexo, entre las 1.450 y las 1.700 Kcal. Diarias. Más precisa debe ser la ración para los ejemplares sometidos a una elevada actividad física, para las hembras en gestación y durante la lactancia y para los cachorros en fase de crecimiento. Una carencia de vitamina A hace que el perro sea más receptivo a ciertas virosis y una carencia de vitamina C determina, en los ejemplares en vía de mejorar, una recaída que a veces puede llegar a ser mortal.
CUIDADOS DIARIOS. Antes de la caza es preciso realizar controles sobre las heces para poner en evidencia eventuales parásitos, las vacunaciones de rutina y una preparación física adecuada. La limpieza de la capa, hecha con cierta regularidad y siempre a la vuelta de la caza, debe estar acompañada por una minuciosa inspección ocular y manual sobre todo el cuerpo para excluir la presencia de parásitos