Actualmente la situación del mercado laboral del veterinario dedicado a las pequeñas especies, así como la pronta aparición de nuevos productos especializados y áreas de influencia (como la etología), exigen al médico una mayor actualización y un mayor esfuerzo educativo hacia la clientela, y nos colocan en una situación no experimentada en el pasado, ya que estamos en el momento ideal para tomar el control del medio o dejarlo en manos de terceros para convertirnos en una sub profesión.
La decisión se encuentra en las manos de todos y cada uno de los que nos encontramos trabajando en esta rama de la profesión, sin importar si representa una compañía internacional, si representa a una asociación, o si atiende una clínica particular, ya que el problema más serio al que se enfrenta el gremio es la ausencia total de una cultura del cuidado de las mascotas por parte de los dueños (objetivo por el que todos deberíamos luchar en conjunto) y la falta de visión empresarial por parte del mismo gremio, lo cual definitivamente afecta de manera negativa el desarrollo económico del sector.
El médico en la mayoría de los casos ha fundamentado el crecimiento de su imagen profesional y el desarrollo de sus entradas económicas en torno a practicas profesionales que pertenecen al área de Medicina Preventiva.
Pongamos un ejemplo:
1.- Un clínico recién llegado a una zona comienza a hacerse de una clientela, y su cliente necesita de un tratamiento anti – pulgas efectivo. Dicho cliente le pide un producto que sea barato. El médico por el miedo de perder a ese cliente no se toma el tiempo para explicarle cual es la problemática con las pulgas y por la presión del mismo cliente cambia de parecer y le “prescribe” un producto barato. De aquí en adelante el cliente pensará que el Médico Veterinario es algo semejante a un comerciante con el cual después de regatear podrá encontrar el mejor precio (en ocasiones sin importar el resultado de la terapia) y comenzará una búsqueda interminable para encontrar el veterinario mas barato.
2.- Por otro lado, un médico recién llegado a una zona y ante la misma problemática decide tomarse 20 o 30 minutos para explicar a su cliente todo lo referente a las pulgas y prescribe la utilización de un producto que combate a la pulga en todos sus etapas, con un buen efecto residual. Además le aconseja el uso de un insecticida nuevo y de gran seguridad. El cliente se niega y pide algo mas convencional. El médico comenta que los tratamientos convencionales suelen parecer mas buenos y económicos pero no tienen nada que hacer ante la actividad de los productos antes prescritos.
Sin importar si el cliente empleará los productos prescritos o los conocidos (que incluso los encuentra en cualquier supermercado o en ferreterías) después de varias situaciones similares donde el médico imponga su criterio con razones justificadas y lo suficientemente claras para el cliente, este comenzará a reconocer al médico como “el veterinario de su mascota”. Cuanto se enfrente a problemas clínicos mucho mas graves, y el médico elija la terapia adecuada, el cliente la seguirá al pie de la letra porque confiará y reconocerá el profesionalismo de su veterinario
El clínico debería reconocer que desde el momento en que abre las puertas de su clínica se ha convertido en todo un hombre de negocios, donde diariamente venderá tanto su imagen como la de su establecimiento, sus conocimientos y por supuesto, los productos empleados en las terapias.
Pongamos otro ejemplo.
Imagínese que pasaría si fuéramos al neurólogo a causa de una migraña y este nos recetara una aspirina, la próxima vez iríamos directamente a la farmacia y nos ahorraríamos los honorarios.
Lo mismo sucede en nuestro campo. Un ama de casa acude a la clínica porque necesita ser asesorada sobre la alimentación de su perro, y le mandamos una comida barata y que además la compra en cualquier supermercado o hasta en carnicería. Esa misma ama de casa, el fin se semana cuando vaya al shoping o al supermercado; donde va a comprar la comida de su perro?
Con esto nos estamos perdiendo no solo una venta, sino también un contacto con nuestros clientes.
Finalmente el punto de los precios siempre ha sido discutido en el medio. Posiblemente deberíamos detenernos un momento y reflexionar porque cientos de dueños de mascotas pagan sin alarmarse los altos precios de las tiendas de mascotas y cuando se encuentran ante un medico veterinario no solo regatean, sino que cuestionan nuestras decisiones.
Quiero que estos comentarios solo sirvan para despertar en nuestros colegas el interés no tan solo de realizar actividades científicas aisladas sino combinarlas con actividades educativas , de relaciones públicas y mercadotecnia. Ahora mas que nunca el veterinario debe disponer de todos los recursos de que disponga para lograr el tan ansiado desarrollo económico.
Repito, debemos tener muy claro que los objetivos terapéuticos no están peleados con los objetivos económicos, ya que si hemos estudiado durante años, y trabajamos duro, merecemos vivir bien.-
Autor: Dr. Alejandro García
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