Introducción
El sistema respiratorio del perro está constituido por un par de pulmones derecho e izquierdo, al igual que los humanos. Ambos lados de los pulmones se dividen en secciones o lóbulos.
Los pulmones están compuestos por unidades funcionales llamadas alvéolos. Cada alvéolo es un pequeño saco aéreo rodeado por una densa red de capilares sanguíneos.
Los alvéolos están rodeados por tejido conjuntivo y elástico, lo que les permite expandirse y contraerse durante la respiración.
Las células más abundantes en el tejido pulmonar son los neumocitos, que se encargan del intercambio gaseoso.
También hay células ciliadas que movilizan el moco y partículas extrañas fuera de los pulmones, y células secretoras de surfactante, que mantienen la tensión superficial alveolar.
Además, hay células del sistema inmunológico, como macrófagos alveolares, que protegen a los pulmones de infecciones.
La principal función es el intercambio gaseoso, donde el oxígeno se absorbe y el dióxido de carbono se elimina.
Los pulmones también participan en la regulación del pH sanguíneo y la eliminación de sustancias tóxicas.
Además, los pulmones desempeñan un papel importante en la defensa inmunitaria contra agentes patógenos.
Los pulmones reciben sangre a través de la circulación pulmonar, que transporta la sangre desoxigenada desde el ventrículo derecho del corazón.
Esta sangre se oxigena en los capilares alveolares y regresa al corazón a través de las venas pulmonares.
El proceso respiratorio normal
Cuando un perro inhala, el aire fresco pasa por la nariz (o boca), la faringe y la laringe hasta la tráquea. La tráquea lleva el aire a los bronquios, que a su vez irrigan los pulmones.
El intercambio de aire se produce en los alvéolos y el aire expirado sigue el camino opuesto al aire inspirado: pasa a los bronquios, a la tráquea, a través de la laringe y faringe, para finalmente salir por la nariz o la boca.
La respiración es relativamente simple y se logra mediante la acción de los músculos de las costillas (intercostales) y el movimiento de un gran músculo interno llamado diafragma.
El músculo diafragmático separa el tórax, que contiene el corazón y los pulmones, del abdomen que contiene los intestinos, el estómago, el hígado , la vejiga, etc.
A medida que este gran músculo se mueve hacia el abdomen, crea una presión negativa e incorpora aire fresco y oxígeno hacia el interior de los pulmones, lo que hace que el perro respire (inhale).
La cavidad torácica que rodea los pulmones es un vacío, lo que permite que los pulmones se inflen fácilmente cuando el perro inspira. Cuando el músculo se mueve hacia adelante (hacia la cabeza del animal), hace que los pulmones se compriman y expulsen el aire (exhale), liberando así del cuerpo el aire expirado..
Funciones del sistema respiratorio
El sistema respiratorio del perro tiene dos propósitos. En primer lugar, es el mecanismo de intercambio mediante el cual el dióxido de carbono del cuerpo se reemplaza por oxígeno.
También es un sistema de refrigeración fundamental. Como los perros no tienen glándulas sudoríparas (excepto en las almohadillas plantares), no pueden transpirar para disminuir la temperatura corporal como lo hacen los humanos.
Para refrigerar su cuerpo deben respirar más fuerte (jadeo). Al respirar más rápido, el aire caliente del organismo se intercambia por aire exterior más frío. Además, la humedad dentro del sistema respiratorio se evapora, enfriando aún más estas superficies.
Por lo tanto, los pulmones funcionan tanto para intercambiar dióxido de carbono por oxígeno como para mantener la temperatura corporal.