Otros de los mitos populares como así también erróneos es la creencia que son falsos. Cuando se está con un gato uno sabe como comportarse y qué actitud tomar en cada momento, de la misma manera que resulta inconfundible la expresión de confiada amistad del gato cuando éste vuelve la cara hacia el observador con las orejas derechas y los ojos abiertos de par en par, así también cualquier emoción provocada por el miedo, la irritación o la presencia de un posible enemigo encuentra una correspondencia inmediata en la contracción de su musculatura facial. Basta una pequeña sensación de desconfianza para que los inocentes ojos redondos adopten una forma un poco más alargada y oblicua, y las orejas dejen de estar derechas; aun ignorando el ligero cambio de la posición del cuerpo y de la punta de la cola, se nota que el estado de ánimo del animal ha cambiado.
Konrad Lorenz, premio Nobel de Literatura y pionero en el estudio de comportamiento animal dice lo siguiente: " No conozco un solo comportamiento típico del gato que pueda definirse, ni de lejos, como "falso", hay pocos animales cuyos gestos expresen tan claramente su estado de ánimo.
Que expresividad alcanzan por ejemplo, las actitudes amenazadoras del gato, y como difieren claramente unas de otras según se dirijan a la persona amiga que se ha tomado "una confianza excesiva", o a un enemigo muy temido, en cuyo caso tiene un fin meramente defensivo o claramente manifiestan la intención de pasar al ataque, si el animal se siente superior al adversario.
Esta última actitud en particular no se da nunca frente al hombre, a excepción, claro está, de los animales que podríamos llamar "psicópatas",
los cuales existen tanto entre los gatos como entre los perros mejor adiestrados; un gato no muerde o araña nunca al adversario sin que lo hayan provocado claramente".
Con respecto a la "traición" podemos decir que, a veces, mientras acepta con pasividad las caricias del amo, cambia de conducta bruscamente, aferrando con uñas y dientes la mano que lo acaricia. ¿ Significa eso que el gato es traicionero? No, ya que la reacción del animal es puramente afectiva y encaja dentro de las peleas amorosas propias de los felinos. Lo demuestra el hecho de que, en estos arrebatos, el gato apunta a la mano o a la pierna de su amo, nunca a la cara o los ojos, que son la defensa del gato frente a sus enemigos. el hombre debe comprender esto y, si se sabe manejar el animal con firmeza pero sin violencia, éste no tardará en entender que no debe comportarse de ese modo.
Bibliografía
Autor: MV Enrique L Fernández De Vanna