Descendiente de gatos africanos y asiáticos, fue difundido por los antiguos romanos en las regiones del imperio y luego se extendió por todo el mundo.
Carácter: Varía de un individuo a otro, ya que se trata de animales con una marcada personalidad individual. Son animales independientes, listos, orgullosos, poco exigentes, que viven en cualquier parte y llegan a encariñarse mucho con su amo.
En el curso de su existencia en contacto con el hombre, donde ha tenido sucesos favorables o adversos, pero sin estar sometido a él, los gatos europeos han desarrollado un temperamento que constituye su caractéristica más peculiar. Esta cualidad se atenúa habitualmente en las razas seleccionadas, a causa de un proceso selectivo que asegura la pureza genética, necesaria para la cría deportiva, pero va en detrimento de la individualidad. Entonces podemos afirmar que para conocer de verdad a un gato doméstico, hay que criar gatos comunes y no de raza.
Morfología: Hay dos tipos: el esbelto, con patas delgadas de longitud intermedia y cabeza normal, y otro tipo más robusto, fornido, con cabeza grande, cuello corto y patas cortas y robustas. Dado que la mayor parte de los gatos comunes se aparean libremente entre sí, hay ejemplares con características más o menos intermedias entre los dos tipos citados.
Ojos: grandes y redondos; pueden ser de color amarillo, verdoso, marrón, anaranjado, azul, cobrizo, gris o de tonalidades intermedias.
Pelo: Corto.
Pelaje: Atigrado o "romano", jaspeado o "tabby", unicolor (negro, blanco, rojo), bicolor, tricolor (negro, rojo y crema). Hay después muchísimos gatos manchados más o menos irregularmente y de diversas tonalidades.